El día en que Colombia perdió ante Inglaterra en Lens durante el mundial de Francia 1998, la selección no solo dejó de asistir a las copas mundiales sino que también dejó huérfana la mítica camiseta 10. Ese día se fue el ‘Pibe’ Valderrama, la insignia del equipo tricolor en los 90, el volante que tuvo el talento para hacer jugar a sus compañeros y poner a Colombia en la élite del fútbol mundial. Durante años, muchos quisieron ponerse la camiseta del ‘Pibe’, pero cada aspirante, con altos y bajos, terminaba por desfallecer en el intento de ser el sucesor de Valderrama.
Por la selección pasaron Giovanni Hernández, Néider Morantes, Víctor Pacheco, Tressor Moreno, Macnelly Torres, pero cada eliminatoria en la que se consumaba una nueva desilusión la pregunta era la misma: ¿quién será el reemplazante del ‘Pibe’?
Alrededor de la época dorada de la selección, un niño nació en Cúcuta, pero cuando todavía era amamantado, se marchó a Ibagué. En la tierra musical, el pequeño James Rodríguez aprendió a amar el fútbol, tratando de parecerse en las calles tolimenses a sus ídolos. Su madre, Pilar Rubio, le apoyó ese sueño y a los 10 años, el cucuteño deslumbraba en el fútbol infantil.
Ahí fue cuando eclipsó a los cazatalentos. Un gol olímpico con solo 12 años cuando actuaba para Academia Tolimense, hizo que Envigado se fijara en él. El Pony Fútbol, reconocido torneo infantil en el país, fue la catapulta rumbo al profesionalismo. Con 16 años, James jugaba partidos en la primera del equipo naranja y fue clave para conseguir el ascenso a primera división en 2007.
James Rodríguez, un campeón desde la cuna
Un niño que todavía no sacaba la cédula de ciudadanía viajó a Argentina. Ahí Banfield, el equipo al que apodan el ‘Taladro’, le prometió convertirlo en estrella llevándoselo de Envigado. La carrera de James dio un giro de 180 grados y le tocó empezar de cero, otra vez entrenando junto a los juveniles. En los partidos de calentamiento, el entrenador recién llegado, Julio Falcioni, lo vio y lo llevó a trabajar con los profesionales.
Era un 10 clásico, pero con Falcioni eso no alcanzaba. El entrenador le dijo a James que ese talento no era suficiente por si solo y lo colocó en la banda izquierda. “Le dijimos que para ser un jugador más completo tenía que aprender a marcar. Él lo aprendió y se transformó en el jugador que es hoy”.
Sin embargo, a James algo le faltaba en el sur de Buenos Aires. Llegaba temprano a los entrenamientos. Lo hacía en bus porque no le alcanzaba para tener automóvil propio, pero acabado el entrenamiento se iba solo. Falcioni observó esto y detectó qué le sucedía.
El entrenador le pidió a la mamá de James que se fuera a Buenos Aires a vivir, algo que le iba a hacer bien, reveló a KienyKe.com el entrenador. Pilar Rubio aceptó y se instaló junto al jugador en Argentina. Desde ahí se vio el boom del volante. Banfield salió campeón por primera vez en su historia y Rodríguez, artífice del título, dio el salto a Europa para jugar en Porto.
El "10" de la selección ama tanto al equipo como a su hija Salomé
El gran objetivo era el mundial juvenil disputado en Colombia durante 2011. Pero el fútbol de James en Europa hizo que todo el país exigiera su presencia en la Copa América de Argentina ese mismo año. El entrenador de turno, Hernán Darío Gómez, avisó que el “10” estaba muy joven para jugar en la selección mayor y le bajó el pulgar.
En la desilusión, James se entregó al amor. Ella, la mujer que le robó el corazón, también estuvo ligada al fútbol desde hace tiempo. Hermana de David Ospina, el portero de la selección, supo que James era el amor de su vida el día que lo conoció, algo en lo que nada tuvo que ver su hermano.
“David no tuvo que ver nada. Tenía una amiga que conocía a James y ella me lo presentó. Fue amor a primera vista y ahí vamos”, le dijo Daniela a la revista Aló. El truco de ella fue la comida. Además de la selección, la debilidad de James Rodríguez es el pollo sudado y el arroz con pollo. James quiso formar familia pero antes quería llevar a la selección juvenil a ser campeona del mundo.
En el mundial juvenil se transformó en figura. Sin embargo, Colombia quedó eliminada en cuartos de final a manos de México. La desilusión solo pudo ser aliviada con su primer llamado a la selección mayor, en septiembre de 2011 cuando Leonel Álvarez decidió alinearlo como titular en La Paz ante Bolivia el 11 de octubre.
Nació en Cúcuta pero vivió su infancia en Ibagué
La primera camiseta que usó fue la 5, como respetando la historia del ‘Pibe’. Pero la sucesión era inevitable y un mes después ante Venezuela, James tomó la camiseta 10, con olor a Valderrama. Le quedó perfecta. Desde ahí, nadie pudo arrebatársela.
Viajó a Mónaco para liderar un proyecto millonario junto a Radamel Falcao, pero allá consolidó el verdadero amor de su vida: Salomé. Un 29 de mayo de 2013, días después de firmar un contrato con el equipo del Principado, James Rodríguez anunció el nacimiento de su primogénita. En Mónaco, con su cuñado David Ospina cerca, la niña tendría el núcleo familiar del que siempre le costó desprenderse al volante.
James llegó a liderar el proyecto de Mónaco junto a Falcao
El día en que Colombia le ganó 1-0 a Ecuador con gol de James Rodríguez en Barranquilla, la selección sintió que regresar al mundial es un merecido premio y la camiseta 10, perteneciente a Valderrama, encontró su sucesor. Durante 16 años, muchos se probaron la camiseta del ‘Pibe’, pero solo James pudo honrarla y decir que Colombia en el mundial, tiene un auténtico diez.
James, el ‘Pibe’ de la selección moderna
Sáb, 31/05/2014 - 03:30
El día en que Colombia perdió ante Inglaterra en Lens durante el mundial de Francia 1998, la selección no solo dejó de asistir a las copas mundiales sino que también dejó huérfana la mítica ca