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El Llanito, la magia gastronómica de la Ciénaga de San Silvestre

A solo 40 minutos de Barrancabermeja, este corregimiento es ya un destino obligado durante los fines de semana en Barrancabermeja.
El Llanito, la magia gastronómica de la Ciénaga de San Silvestre

El turismo se ha convertido en la gran esperanza de desarrollo para las comunidades en los diferentes territorios de Colombia. La diversidad natural, la riqueza cultural, y en medio de ello, la gastronomía, hacen de cada región de Colombia un destino por descubrir y Barrancabermeja no es una excepción gracias al sabor de su tradicional bocachico frito sudao, plato insigne de dicha región del país.

El corregimiento El Llanito, a solo 40 minutos de Barrancabermeja, es ya un destino obligado durante los fines de semana para probar este plato a base de pescado y que se ha convertido en el sustento de varias familias por medio de un ecoturismo innovador que además les permite velar por la protección de su territorio.

El plan, incluye un recorrido a bordo de una lancha o trajinera en las bastas aguas de la ciénaga de San Silvestre, mientras se degusta del bocachico frito sudao y se conoce la riqueza natural de la región, en donde animales marinos y aves engañan el ya de por sí exuberante paisaje del Magdalena Medio.

“La riqueza que tenemos acá es la pesca, los animales, la fauna y la flora que podemos ver acá en este corregimiento, en esta ciénaga, en estos ríos que tenemos. Al personal de afuera le gusta mucho eso, venir, conocer, visitar”, destaca Alirio Agamez, uno de los jóvenes que lidera esta transformación turística desde el ecoparque ‘La Isla de los Mangos’.

¿Qué es el bocachico frito sudao?

Aunque este plato es común a lo largo y ancho del Magdalena Medio, muchos concuerdan en que su origen se dio hace más de 35 años en el corregimiento El Llanito. Algunas versiones señalan que nació en un ejercicio de innovación para atraer mayores visitantes a dicha zona del departamento de Santander, mientras que otros aseguran que, ante la falta de energía, y por ende de refrigeración, fue un método para preservar por más tiempo el pescado, agregando salsa a la hora de ser recalentado.

“Primero lo fritan, luego lo ponen a sudar, le echan sus verduras: lo que es cebolla, tomate, el ají picante, sus pepinillos de sabor que le dan ese toque fino de acá de la región y del corregimiento”, destaca Alirio Agamez sobre la preparación del plato, que usualmente suele ir acompañado de caldo de pescado, arroz con coco, patacón y, en algunas ocasiones, yuca sudada.

Mientras disfrutan de este sabor autóctono del Magdalena Medio, los comensales también podrán observar diversas especies como monos aulladores, babillas, garzas, tortugas, patos, capibaras y hasta manatíes antillanos.