En la noche del pasado jueves 10 de junio el Ministerio de Cultura retiró la estatua de Cristóbal Colón que en días pasado indígenas Misak intentaron derribar. También se llevaron el monumento de la reina Isabel I de Castilla.
Las estatuas, ubicadas en la calle 26 con carrera 100, cerca al Aeropuerto Internacional El Dorado, intentaron ser derribadas por un grupo de indígenas el pasado miércoles 9 de junio en medio de las movilizaciones denominadas 'Toma de Bogotá.
Al parecer, los monumentos fueron retirados para evitar que sean afectados y no tener que realizar una restauración más adelante. De acuerdo con el Ministerio, este viernes se instalará una mesa de diálogo para definir el lugar en el que permanecerán las estatuas de Cristóbal Colón y la reina Isabel I de Castilla.
En esos diálogos participarían comunidades étnicas, historiadores, los denominados 'vigías del patrimonio', entre otros.
Cabe recordar que los indígenas Misak derribaron la estatua de Gonzalo Jiménez de Quesada en Bogotá y semanas después su lugar fue ocupado por una figura conmemorativa a Dilan Cruz, el joven que falleció durante las manifestaciones del 2019. A pesar de eso, la escultura de la víctima ni siquiera duró 24 horas.
¿Vandalismo o reivindicación?
En el marco del Paro Nacional se han presentado diversos hechos relacionados con las estatuas y monumentos históricos que tiene el país. A partir de allí, el debate volvió a abrirse frente a las intervenciones del espacio público, que para algunos son actos vandálicos y para otros hechos de reivindicación histórica.
Es importante recordar que los ataques a los monumentos no sólo se han presentado en Bogotá sino también en otras ciudades del país. Aun así, todos ellos están estrictamente relacionados con el patrimonio y la idea que existe sobre este concepto.
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En diálogo con KienyKe.com, Manuel Salge Ferro, doctor en antropología y miembro del Observatorio de Patrimonio Cultural y Arqueológico (OPCA) de la Universidad de los Andes, habló acerca de estas intervenciones.
En primer lugar, hay que reconocer que el patrimonio tiene diversas perspectivas y entre ellas está la postura oficial. “Colombia, al igual que muchos países en el mundo ha organizado su legislación en función de las convenciones internacionales de la Unesco sobre el tema”, explicó Salge y el objetivo de esos parámetros es fortalecer la identidad y la memoria de la nación.
Aunque esa no es la única perspectiva. Hay quienes engrandecen los monumentos, pero según el antropólogo, “hay otros grupos de personas que piensan que el patrimonio en sí mismo es problemático por reproducir un lenguaje patriarcal, excluyente y rígido”. Es decir, abogan por narraciones múltiples, por lo pluriétnico y multicultural que identifica a Colombia. "Y esto no debe ser visto como un problema, antes bien, es un escenario rico de construcción colectiva", agregó.