El proceso de vacunación en la capital ha dado mucho de qué hablar, especialmente por la escasez de dosis de Pfizer y los mitos que rodean a estas vacunas. KienyKe.com realizó un recorrido por varios centros comerciales que tienen habilitados puntos de inmunización y, en el proceso, varios profesionales de la salud contaron distintos casos de maltrato que han vivido por su labor.
Las molestias de los usuarios se dan por diversos motivos. Uno de ellos es que creen que al llegar al puesto de vacunación recibirán el biológico que ellos escojan, “no es la que ellos quieran en las que haya disponible en ese momento”, explicó Vanesa Moya, quien pertenece a atención al usuario de la empresa Cuidarte en el Portal 80.
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Otro de los motivos tiene que ver los instituciones oficiales. “Nos pasa mucho con servidores públicos – comenta Jenny Guerrero, la jefa encargada del punto de vacunación del Portal 80 –. Ellos también tienen cierta priorización, pero todos somos usuarios y no por pertenecer a ciertas instituciones tenemos derecho de venir a maltratar verbalmente al personal de salud”.
Aun así, la jefa considera que a pesar de que es un factor común no hay que generalizar diciendo que todas las personas maltratan al personal de salud. De hecho, durante el recorrido más de uno consideraba que la atención había sido agradable. “Es más, te entregan el consentimiento informado que se supone que no tenía que traerlo ya impreso y lleno desde la casa”, aseguró Alejandra Ochoa, una ciudadana que acompañaba a su madre en la inmunización, “no hay ninguna traba la verdad para vacunarse”.
Otra de las razones por las que se presentan estas agresiones tienen que ver con las dosis de Pfizer. Cuando los centros comerciales disponían de una gran cantidad, “muchas personas querían pasar por encima del proceso que ya habían hecho otras”, narró Johana Otálvaro, la encargada de la vacunación en Metrópolis. En este punto se presentó un hecho de agresión física en el que un ciudadano empujó a una joven de atención al usuario.
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Falsificación de documentos
Hay otro motivo por el que las personas se disgustan. Dentro del desespero por conseguir la vacuna, algunos han optado por falsificar las historias clínicas y afirmar que sufren de ciertas comorbilidades.
El personal de salud está consciente de esta situación y revisa rigurosamente cada uno de los documentos y la identidad del médico que los firma. “Intentan adquirir su vacunación, pero no cumplen. Entonces, ahí es cuando empezamos a recibir maltrato verbal y muchas veces físico”, comenta Guerrero.
Hay quienes al percatarse de que su mentira quedó en evidencia deciden retirarse de la fila para evitar problemas legales. Sin embargo, hay otros que tratan de convencer al personal de salud para recibir alguna de las dosis. “Nosotros manejamos o estamos formados con una ética y les decimos que eso es lo ideal”, agrega Jenny sin contar que estos problemas generan más molestias por los retrasos en el proceso de vacunación.