Zona Hostil es un espacio dedicado al periodismo de inmersión que evidencia relatos reales, recorriendo lugares que esconden testimonios. Asimismo, deja al descubierto verdades que en ocasiones golpean el alma de los protagonistas, resaltando el lado más humano y dejando de lado las cifras para ver, conocer y analizar la realidad.
En la octava entrega de este espacio de investigación periodística, el equipo viajó hasta el departamento de Chocó para internarse en lo más profundo de su departamento, Quibdó. Una vez ahí, encontraron un grupo de jóvenes que resisten a morir de manera violenta, esto, a través del Baile.
Es válido recordar que esta zona es caracterizada por altas cifras de violencia. Las rutas de drogas tejidas en el territorio, el narcotráfico, la pobreza, el abandono estatal, los conflictos sociales y los grupos armados, han derivado en una serie de problemas graves que detienen el avance poco atendido, de esta región.
Sin embargo, la calidad humana de la gran mayoría de sus pobladores, es la resistencia para no dejar servido su territorio a la muerte.
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'Black Boys' resistir a la muerte bailando
En medio de este cóctel difícil en el que está sumido Quibdó, nació "Bon Ice", un hombre que desde muy pequeño le apostó su vida al baile y quien se profesionalizó en él. Desde pequeño, trató de incentivar y expandir su gusto por este arte a sus amigos. A medida que fue creciendo, supo que ese era su destino en la vida, sacar a los jóvenes de las garras de la violencia.
Por eso fundó 'Black Boys' una escuela de danza en la que suma a jóvenes que llegan huyendo de la violencia. Bon Ice pasa por debajo de las balas, las fronteras invisibles y las miradas peligrosas para sacar a sus estudiantes de los grupos armados de la región. Por eso ha recibido amenazas, pero esto, no ha hecho que merme su intención.
La historia de 'Kolacho'
Kolacho es uno de sus alumnos. Años atrás era un delincuente, le gustaba, como dice él, robar a sus amigos, quitarle las bicicletas a los niños de su barrio y agarrar cosas como un capricho inservible. Un día, "resucitó", cambió de mentalidad y al ritmo de una buena canción, se acercó a 'Black Boys'. Desde ahí, su vida cambió, dejó a un lado el actuar delictivo y se propuso una meta: hacer sentir orgullosa a su mamá. Hoy en día, Kolacho practica el baile, estudia y trabaja por un mejor futuro, sin hacerle daño a nadie.
La historia de Jonathan Córdoba
Hace cinco años atrás, Jonathan era perjudicial para la sociedad. Robaba a la gente y en el camino se unió a las filas de un grupo armado, que lo abandonó a su suerte un día que lo buscaba otro bando para matarlo. Jonathan sintió una ráfaga de arma de fuego que cayó sobre su cuerpo, cuando sus victimarios constataron que estaba muerto, huyeron del lugar. Sin embargo, Jonathan despertó de la muerte y como pudo se paró y corrió para salvar su vida. Desde ahí, ofrece sus días al baile en 'Black Boys' buscando un mejor camino para su suerte, combatiendo con este grupo a la muerte.
"El baile es nuestro fuerte, la resistencia, lo único con que combatimos toda la guerra que tenemos encima", dice Córdoba a las cámaras de Zona Hostil.
La historia de Jimmy
Jimmy quedó huérfano a muy temprana edad. Su madre, fue asesinada y ultrajada por cinco hombres en Quibdó, su cuerpo, tuvieron que recogerlo en el Río Atrato. Sin embargo, el perdón que este niño le dio al destino, lo hizo a través del baile. Es de pocas palabras, pero cuando ve a su abuela, sonríe con la boca bien abierta, limpiando el ambiente que lo rodea de una paz indescriptible. Honra a su mamá con su personalidad y con los actos que dignifica en cada paso de su danza. Mira a la cámara y dice: "Aquí sólo hay dos opciones, bailar o morir".
Bailar o morir
Y es que en esa frase Jimmy define lo que pasa hoy en Quibdó. La situación es de vida muerte y cada decisión es un paso más cercano a la vida o a la oscuridad total. Pese a esto, el baile es una puerta para limpiar lo negativo y purificarlo. Es el 1% de una oportunidad palpable para crecer en mejores condiciones. Todos los días, estos bailarines luchan por su vida en cada paso.
Erin Mosquera habla con afecto intenso de su hijo, Jofrey Palacio Mosquera, un niño emprendedor que estudiaba, bailaba y trabajaba a quien la violencia que arrecia en este lugar, le quitó la vida.
"Hijo querido, quiero que me des fuerza, más de las que me has dado, hijo mío que Dios te bendiga, como siempre te lo he dicho, te tengo en la mente y corazón para mi nunca has muerto", llora Erin a su hijo en la tumba.
Como Erin, muchas madres bendicen al cielo a sus hijos, quienes su único error fue reír, bailar y soñar, en el lugar equivocado.