
Por sentirse "contaminados", quienes se definen como 'vegasexuales' se abstienen de sostener relaciones sexuales con personas que sí consumen productos de origen animal.
Se trata de un estilo de vida que plasma un estudio realizado por la Universidad de Canterbury, en Nueva Zelanda.
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Más allá de transformar por completo su alimentación, este grupo de personas cree en el popular dicho de que "uno es lo que come" y lleva sus convicciones hasta la cama, por considerar que supuestamente, en los fluidos existen partículas y proteínas que provienen de animales.
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Mediante una encuesta, la coordinadora del análisis, Annie Potts, explica por qué se puede tomar una decisión así, que muchos pueden calificar como exagerada.
"No me gustaría tener relaciones con alguien cuyo cuerpo está compuesto, literalmente, por restos de seres vivos que murieron para ser su sustento. Aunque encuentre a alguien sumamente atractivo, no me gustaría acercarme a él de una manera física si su cuerpo deriva de carne. Para mí, esto constituye una forma personal de ética sexual", señaló una mujer.
Pero, ¿qué tan real es la motivación de los vegasexuales para rechazar a una posible pareja omnivora? Esta fue la respuesta que el bioquímico Ignacio San Segundo le dio a El País de España:
"Puede ser que la saliva contenga partículas animales, pero el resto de fluidos, como el sudor u otras secreciones, son desechos de elementos ya procesados y reconvertidos en los que esas proteínas han desaparecido”, explicó.
Según el estudio, los participantes incluso manifestaron que hay un olor peculiar en las personas que ingieren carnes.
"Las personas que siguen una dieta carnívora son una especie de cementerio de animales", dijo uno de ellos al ser consultado.
Entonces, rechazar a una pareja que se alimente diferente, sería solo por gustos y no por un "riesgo" de romper este tipo de dietas estrictas.
"No podría estar en una relación íntima con alguien que consumiera animales. Nuestros mundos serían completamente distintos y la probabilidad de que nuestra relación prospere sería muy baja. Además, no podría tolerar besar a alguien que permita que pedazos de animales muertos pasen entre sus labios", indicó una mujer a los autores del estudio, quienes concluyen que este tipo de tendencias, siempre polémicas, terminan por desafiar los "poderosos vínculos entre el consumo de carne, la masculinidad y la virilidad en las sociedades occidentales".