Trabajar, tomar algo, ir al gimnasio, quedar con gente… Ese era el día a día para muchos españoles hasta el pasado 14 de marzo. Con el decreto del estado de alarma para intentar controlar la pandemia de COVID-19, nuestra realidad cambió súbitamente.
Ahora, en la recién estrenada ‘nueva normalidad’ y en pleno verano, todos intentamos volver a esa antigua vida social. Sin embargo, muchas situaciones distan bastante de parecerse a las anteriores ya que las recomendaciones de llevar mascarilla, la higiene de manos o respetar la distancia física continúan.
De hecho, las autoridades sostienen que muchos de los nuevos casos se deben a la asistencia a grandes eventos, donde el riesgo de transmisión es mayor, e insisten en que nuevos brotes podrían dar marcha atrás al avance conseguido. Pero, ¿qué hay del sexo? ¿Podemos volver a ligar igual?
Una cuestión importante es dilucidar si se puede contagiar este virus al tener relaciones sexuales. El pasado mes de mayo un estudio, publicado en JAMA Network, mostraba que se había encontrado SARS-CoV-2 en el semen de algunos pacientes hospitalizados por la enfermedad. Realizado con muestras de 38 hombres, las conclusiones de este trabajo no se han vuelto a replicar.
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“Hablar ahora de si se transmite a través de relaciones coitales sin preservativo es difícil”, explica a SINC Francisca Molero, presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FEES). “De momento, sabemos poco sobre la presencia de este virus en el semen, solo tenemos este artículo”.
“Podemos presuponer que se puede contagiar, aunque realmente no se ha podido demostrar todavía. Por supuesto, es un tema que está pendiente y sobre el que habrá muchos más estudios, pero siempre se empieza por investigar para salvar vidas. Y eso no ha sido fácil”, añade.
Temor al contacto físico
Lo que sí están claros son los efectos positivos del distanciamiento social ante la COVID-19. Para la sexóloga, el contacto físico resulta clave a la hora de tener un intercambio en las relaciones sexuales presenciales. Por ello, tratar de limitarlo traerá consigo cambios.
“Todo dependerá de si la gente sigue teniendo miedo a la enfermedad y de cuánto tiempo pase hasta la aparición de un tratamiento efectivo o una vacuna. Eso querrá decir que habrá que adoptar más medidas preventivas, con lo cual es más fácil que se queden interiorizadas”, subraya Molero. “Con las parejas esporádicas o las parejas estables abiertas habrá que utilizar medidas preventivas importantes: lavado de manos, preservativos, fundas de látex o darse más tiempo para decidir tener o no una relación sexual compartida”.
Eso sí, dependerá mucho de los grupos de edad y de las características personales: no es lo mismo haber pasado el confinamiento con tu pareja estable, en compañía de tus hijos o solo.
“Igual que va a haber gente un poco ‘desbocada’ que pase de las medidas de protección, habrá otras con desconfianza a tener contacto, sobre todo con aquellas que no conocen”, puntualiza.
“Por ejemplo, en las aplicaciones como Tinder –en las que era bastante habitual que ya en la primera o segunda cita hubiera un acercamiento sexual– puede haber variaciones. Quizá se dé más espacio para conocer a la otra persona, si existe afinidad o no, y a partir de ahí determinar si tienes sexo o no”, afirma.
Lo que sí parece que traerá la nueva normalidad será una sexualidad con mascarilla, al menos según una investigación publicada en mayo en la revista Annals of Internal Medicine. Liderada por expertos de la Universidad de Harvard (EE UU), concluye que para tener relaciones sexuales seguras, además de los métodos anticonceptivos es conveniente llevar esta protección en la boca.
Así, uno de los factores más limitantes serán los besos, que suponen uno de los primeros elementos de relación sexual compartida. Según Molero, “en la mayoría de las culturas, el beso amoroso y erótico es la primera expresión de atracción y excitación sexual, implica un alto grado de intimidad”.
La importancia de las caricias
Una guía elaborada por el servicio médico de Nueva York durante la pandemia aportó una serie de recomendaciones para tener prácticas sexuales con seguridad. La primera de ellas es que la pareja sexual más segura es uno mismo. “Claro, para conseguir un placer seguro no hay nada mejor que la masturbación. Porque tú conoces exactamente cómo estimularte y no hay riesgo”, apunta Molero.
“Después está la pareja estable conocida. Pero eso no quiere decir que no puedas tener otras parejas o relaciones esporádicas. El riesgo cero no existe, la responsabilidad está en adoptar todas las medidas preventivas posibles”, continúa.
La sexóloga especifica que hay posturas y prácticas que, por lo que sabemos ahora, tienen menos riesgo de contagio. “Pero cuando se tienen relaciones con otras personas, a veces el objetivo es la comunicación erótica, además del placer. Si tienes que estar controlando lo que haces y no haces, nuestra parte cognitiva debe estar alerta, y dicha parte bloquea la respuesta sexual”.
Para Molero, el contacto físico es esencial. “Cuando queremos a alguien toda nuestra tendencia es darle un abrazo. Uno de los problemas más graves que ha tenido el confinamiento ha sido la falta de contacto. Cuando una persona está asustada o preocupada, nuestro instinto natural es cogerle la mano o estrecharle. Esto ha sido lo más difícil para todos”.
Un empuje para evitar ITS
Poco antes de que estallara la pandemia, los especialistas en enfermedades infecciosas alertaban de las cifras mundiales. Los datos de 2019 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran cómo más de un millón de personas de 15 a 49 años se contagia cada día y se registran al año más de 376 millones de nuevos casos de clamidiosis, gonorrea, tricomoniasis y sífilis.
A pesar de los alarmantes números, existía una relajación con las medidas para evitar las infecciones de transmisión sexual o ITS. “Con el coronavirus, estas medidas se van a poner de nuevo en primera línea para darle más fuerza e importancia”, recalca Molero. “Parecía que a las ITS le habíamos perdido el miedo o era algo desconocido y lejano. Pero ahora todo el mundo tiene información sobre el SARS-COV-2 y sabe lo que debe hacer para protegerse”, sostiene.
Molero indica que, aunque el caso del VIH fue totalmente diferente, sí recuerda en algunas cosas: “Lo que pasó con el sida es que cambió de forma drástica los comportamientos de todo un grupo de personas. Entre otras cosas, por el impacto tan tremendo en cuanto a gente que moría y en las condiciones en que lo hacían”.
“Aunque con el coronavirus será en función del tiempo que tardemos en tener una vacuna o tratamiento, ya se han producido cambios, igual que ha ocurrido en la sociedad. Las personas han tenido tiempo para reflexionar, para estar en casa, y eso es muy importante para la autoestima y las relaciones con los otros”, declara.
El hecho de sentirnos vulnerables y ser conscientes de nuestra fragilidad tiene un efecto importante en la propia persona, y de ahí en la relación con los otros. “Vivimos en una sociedad tan rápida que solo teníamos tiempo para consumir y actuar. Esto ha sido una parada, y hemos tenido que aceptar la incertidumbre. Ese ha sido el gran aprendizaje”.
Más relaciones virtuales y estables
Quizá otro de los pasos naturales sea el aumento de otro tipo de relaciones sexuales: las virtuales. “Es una herramienta que ya se había ido utilizando bastante, pero con la pandemia ha aumentado indiscutiblemente. No creo que sustituya a las presenciales, pero mientras dure la desconfianza, es algo que va a incrementarse”.
De la misma forma, la experta considera que habrá un número importante de personas que durante esta época hayan dado un valor añadido a la pareja estable. “Haya podido estar contigo o no durante el confinamiento, si la relación funcionaba bien antes y en estas circunstancias te ha dado apoyo y te ha hecho que no estés tan solo, puede que se haya creado un vínculo mayor”.
“La valoración positiva de ese apoyo y seguridad puede hacer que se apueste a escala emocional y sexual por esa pareja estable. Incluso mejorando la sexualidad, rompiendo la monotonía y cuidándola como un valor en alza”, asegura.
Esto no quiere decir que el riesgo de quedar por aplicaciones móviles y tener sexo esporádico no vuelva a ser asumible. “Esto va a pasar sí o sí. Lo que más miedo da siempre es lo desconocido. Conforme vamos teniendo más información, aunque seamos conscientes del peligro, el temor va desapareciendo”.