El orgasmo es el símbolo de la consumación del placer en las relaciones sexuales, sin embargo, hay diversos datos que la gente no conoce o suele ignorar sobre su naturaleza. Por ejemplo, los investigadores sexuales William Masters y Virginia Johnson, en la década de 1960 observaros que las personas pasan por cuatro etapas cuando se excitan, emoción, meseta, orgasmo y resolución.
Pero ahora en la actualidad, se piensa en ocho etapas relacionadas al orgasmo, o al menos así lo piensa Marissa Ward, entrenadora de orgasmos que práctica la meditación orgásmica.
- Lea también: ¿Qué es considerado como masturbarse demasiado?
- Además: La importancia de gemir en el sexo
- Le puede interesar: Consejos para coquetear con más confianza
La primera etapa o fase es el clímax, es involuntario y frecuentemente se experimenta como “el punto de liberación”.
La segunda es resolución, conocida como “claridad postsexo”, Ward dice que es el momento de quietud que experimenta después de un clímax. “Hay una cierta sensación de limpieza en tu cuerpo”, explica la experta.
La tercera es restauración, Ward dice que es aquí cuando empiezan las cosas buenas. “Cuando entreno a mujeres acerca de esto, a veces uso el ejemplo del llanto: tienes esta gran liberación, y luego estás en la etapa en la que puedes experimentar placer”. Es como que el cuerpo trata de volver a la normalidad después de ese clímax.
La cuarta se conoce como encender, ya que “literalmente tu cuerpo está encendido y vivo”, explica Ward. No necesariamente se entiende con una connotación sexual, teniendo en cuenta que se acaba de recuperar de un orgasmo. En esta etapa la persona se siente cálida y emotiva, lo que le llevaría a controlar y escuchar lo que el cuerpo quiere, ya sea una siesta o comer algo.
La quinta es el pico, que es una pausa entre etapas. Según Ward, se puede guiar a cualquier dirección. Es la forma en que su cuerpo experimenta un suspiro repentino. Algo que se necesita luego de un momento tan pasional como lo es el sexo.
La sexta etapa es entusiasmo, Ward la describe como “un estado de confianza”. Es como es impulso que siente luego de haber tenido buen sexo. Es una fase en la que siente que puede lograr todo lo que se proponga. Este momento es perfecto para tener conversaciones abiertas y directas sobre lo que quiere y necesita de su pareja, así lo aconseja la experta.
La séptima es meseta, una de las mejores etapas probablemente. De acuerdo a lo que explica Ward, es cuando comienza a ser consciente de todo lo que ha ocurrido en su cuerpo. Es probable que aumente la sensibilidad y usted sea más sensible a lo que percibe. Está en sintonía y tiene una nueva base de confianza para sentirse bien con lo que ocurre a su alrededor, en pocas palabras, “todo se siente bien”, dice ella.
La octava y última es quietud. Es cuando se encuentra totalmente a gusto con todo lo que le sucede. Parece que nada puede salir mal y se siente genial. Básicamente está relajado, algo natural después de haber experimentado las ocho etapas.