La inseguridad en Bogotá está desbordada. Al tiempo que la Alcaldía, en cabeza de Claudia López, sigue dando partes de tranquilidad y las encuestas de percepción de inseguridad indican que los bogotanos no se sienten seguros en las calles, los delincuentes continúan robando y asesinando personas mientras no pasa absolutamente nada. La justicia dormida, las autoridades intentando cortar las mil cabezas de la Hidra de Lerna y la alcaldesa asegurando que Bogotá va para adelante y que está mejor que años anteriores.
A la par de ello, se tienen casos como el sucedido en la madrugada del pasado viernes en la localidad de Teusaquillo, donde fue asesinada Natalia Castillo, una asesora de comunicaciones de la ONU, por delincuentes que intentaban robarle su celular. Una mujer que paradójicamente, según han señalado sus conocidos en numerosas entrevistas, tenía planes de aventurarse por el mundo por la difícil situación que atraviesa Colombia.
Una comunicadora social de 32 años, soñadora, echada para adelante y con muchas ganas de vivir, cuyo único “error” fue salir a departir con unos amigos de trabajo en el sector de Galerías, donde sin mediar palabra unos delincuentes le dispararon. Y se dice ‘error’, porque al parecer eso es a lo que los bogotanos están condenados: a no poder salir ni a la esquina sin saber si regresaran a casa.
Exactamente en esa misma zona, por conocimiento cercano del caso, se sabe que hace unos años delincuentes hirieron en un ojo a un hombre en un intento de robo, causándole la pérdida de éste. Misma ciudad donde el pasado 19 de diciembre un joven de 23 años, identificado como Diego Pérez, fue asesinado con puñaladas mortales en el pecho por personas que buscaban robarle su bicicleta en el barrio Gran Granada de Bogotá. Un joven que apenas se disponía a empezar su día sobre las cinco de la madrugada, camino a entrenar en un gimnasio.
Igualmente, misma donde se volvieron frecuentes los atracos masivos en restaurantes y transportes públicos, donde no se puede andar hablando por celular por miedo a un ‘raponazo’, donde por robar a un hombre en el barrio La Estrada delincuentes decidieron quitarle la vida previamente de un piedrazo en la cabeza, donde un aparente desconocido le prendió fuego a una casa en el barrio Santa Rita y también donde patrulleros como Luis Edilberto Ocampo y Humberto Sabogal fueron asesinados solo por cumplir con su trabajo. Un territorio de nadie que solo importa para defender fines políticos.
Lejos de todo ello, reflejando a la perfección el dicho de que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”, Claudia López subió un video asegurando que verificó en un consejo de seguridad que este diciembre “ha sido mucho más seguro y tranquilo en comparación con años anteriores”. El material fue subido el 27 de diciembre, tres días después del asesinato de la asesora de la ONU.
¿Cuál es la realidad? Bogotá en cifras
De acuerdo la Secretaría de Seguridad, entre enero y noviembre de 2021 todas las localidades se encuentran en números rojos por el crecimiento de casos de hurto a personas, siendo las más peligrosas Kennedy (con un crecimiento del 23,76%), Engativá (28,18%), Suba (20%), Chapinero (54%) y Usaquén (22,64%). En total los casos reportados de hurtos en la capital fueron 95.798, que en comparación con los del 2020 representan un crecimiento del 27,95%.
Misma situación sucede con los homicidios. A diferencia con lo asegurado por Claudia López y mucho más en concordancia con la situación que se vive en las calles bogotanas, entre enero y noviembre de 2021 las cifras de este delito han crecido un 10,8% con respecto al mismo periodo de 2020. Los territorios más afectados por este flagelo fueron las localidades de Candelaria, Teusaquillo, Sumapaz, Tunjuelito y Los Mártires. En total, han sido asesinadas 1.029 personas.
En relación con el tipo de elementos usados para este delito, las cifras reportan un aumento de uso de arma de fuego (597 casos frente a 563), así como un incremento en el uso de armas cortopunzantes de 297 casos a 334. Asimismo, los días en los que más fueron asesinadas personas fueron los viernes y sábados en la noche, así como los domingos en la mañana.
En cuanto al robo, la preferencia de arma o modalidad es mucho más diversa, aunque resaltan 51.444 casos de hurto sin uso de ningún tipo de elemento amenazante. Por otro lado, se reportan 1.146 casos en el que se usó escopolamina, 3.230 de objetos contundentes, 14.467 de armas de fuego y 24.261 de arma blanca, que se mantiene como el arma preferida por los criminales.
De igual manera, los horarios en los que más han sufrido robos los bogotanos son los miércoles en la mañana (4.525 casos) y viernes en la noche (4.630). Se destaca que no existe casi ningún día en el que los casos estén por debajo de dos mil después de la madrugada, a excepción del domingo en la noche. Todo parece indicar que hasta los delincuentes descansan.
Ha dicho pues la alcaldesa Claudia López, en reiteradas ocasiones, que la inseguridad en Bogotá no es un tema de percepción sino de problemas reales de la ciudad en esta materia. Lo que no se entiende es la razón de su inoportuno mensaje a pocos días de un caso de asesinato y por qué los miles de policías inyectados a la ciudad para mejorar la situación no dan resultados ¿Qué medida tomará la alcaldesa para controlar la creciente cifra de homicidios? Y la justicia no se queda atrás, ¿no es hora de que el sistema judicial se ponga las pilas para detener la reincidencia y evitar la impunidad rampante de aquellos que saben que hagan lo que hagan van a salir el día siguiente? ¿Qué están esperando?