El 2022 recibió a muchos colombianos con aumentos considerables en muchos bienes y servicios. Precisamente, uno de los que más controversia causó fue el aumento del 12,24% del Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT), en medio de la recesión económica que vive una buena parte de los hogares colombianos y a pocos meses de haberse decretado un alivio del 10% para los conductores que no hicieran uso de esta póliza.
La decisión fue anunciada apenas estrenado el 2022 por la Superintendencia Financiera de Colombia, que aseguró que la medida obedece a los resultados desalentadores de la revisión anual de las condiciones técnicas y operativas del SOAT, “mediante la cual se establece la suficiencia entre el recaudo de primas y el costo de la atención de víctimas e indemnizaciones dispuestas por la ley”.
“El sistema tiene una suficiencia negativa de -0,65%, lo que implica que las tarifas máximas en salarios mínimos diarios legales vigentes aplicables a partir del primero de enero de 2022, deben ajustarse en igual proporción con el propósito de preservar la función social que tiene el SOAT de garantizar la atención médica de cualquier víctima involucrada en un accidente de tránsito”, señala la entidad en un comunicado.
De acuerdo con la Superintendencia, los factores que más afectaron la suficiencia del sistema fueron: el aumento del 2,4% en el número de accidentes y el valor de los gastos médicos e indemnizaciones en un 23,7%; el aumento del parque automotor asegurado; y finalmente “los efectos que sobre la suficiencia del sistema tienen los descuentos establecidos por diferentes leyes”.
No obstante, todo parece indicar que la noticia no cayó para nada bien en la mayoría de colombianos, que ven cómo los precios van en aumento y perciben cada vez con mayor desesperanza la subida del 10% al salario mínimo. Lo cierto es que no es para menos, con la renuencia a bajarle al impuesto del rodamiento y con casos como el de la ciudad de Bogotá donde el pico y placa empezará a regir todo el día a partir del 11 de enero. En síntesis, tener carro será más caro y se podrá usar menos.
Casi de inmediato, cientos de usuarios en redes sociales manifestaron su rechazo calificando la súbita escalada en sus gastos obligatorios como un abuso. Eso, sin mencionar la evidente falta de administración con los huecos en los cascos urbanos, que les vale a los ciudadanos un buen dinero en arreglos estructurales de sus vehículos al año.
El ejemplo más claro de ello es Bogotá, donde las calles son una auténtica lotería para carros y motos entre trancones, huecos, promesas de nuevas vías que ya cumplen años o la deficiencia del transporte público y su aumento constante de precio (siendo uno de los más caros de la región). Situación que para Álvaro Sandoval, director de la Unidad de Mantenimiento Vial, solo mereció decir en entrevista con Kienyke.com: "Quisiéramos ir tan rápido como van los vehículos que se accidentan”.
Dentro de las reacciones, destaca el comentario de una mujer que en medio de un reportaje de Noticias Caracol aseguró: “No jodas, esto es un robo, es un atraco”. La reacción de la conductora resume, en pocas palabras, el sentimiento de un país que va rápido para los impuestos pero lento en sus responsabilidades.
Con todo esto, queda claro que los beneficios alcanzados en el Congreso (10% para los que no usen el SOAT) quedan eliminados en medio del fuego cruzado, generando de esa forma un detrimento patrimonial por los más de siete meses que los congresistas estuvieron debatiendo el tema. Se refuerzan, por otro lado, declaraciones como las de la alcaldesa Claudia López que aseguró que los impuestos “son por la tenencia” y no por el derecho a usar las vías.
En el fondo, la estrategia para reducir el uso de los vehículos de gasolina está en marcha, dejando en entredicho la garantía de alternativas de calidad para los ciudadanos. El transporte público funcionando con las uñas y enfrentando problemas de inseguridad y mala logística, se habla de la capital de la bicicleta con los atracos disparados y con falta de vías para ello, pero el deber del colombiano es recordar que los impuestos son por tener un medio para movilizarse dignamente ¿Y los deberes del Estado?