El candidato presidencial Sergio Fajardo, de la Coalición Centro Esperanza, causó gran revuelo por una valla política que habría sido instalada en Villavicencio (en el Meta), arremetiendo directamente contra sus contrincantes Gustavo Petro y Federico Gutiérrez. En dicha publicidad que se desconoce si es de su campaña, se sugiere a los colombianos votar teniendo en cuenta el equipo que cada uno tiene detrás y para representarlo gráficamente se puso la foto de algunos protagonistas de la política nacional.
“Antes de votar revisa quiénes están detrás”, dice la valla que ha causado una ola de reacciones políticas, más en contra que a favor, y en la que aparece el exgobernador de Antioquia ubicado justo en el centro.
Como tal la composición de la valla consiste en la fotografía de cada candidato, poniendo en la parte de atrás a cuatro personas de sus equipos de trabajo o que se relacionan por sus apoyos políticos. Detrás de Fajardo, por ejemplo, se puso a Antanas Mockus, Carlos Amaya, Alejandro Gaviria y Jorge Enrique Robledo.
No obstante, por otro lado, se ubicó en la derecha a Federico Gutiérrez acompañado de Oscar Iván Zuluaga, Álex Char, Álvaro Uribe Vélez e Iván Duque; mientras que en la izquierda a Gustavo Petro junto a Timochenko, Piedad Córdoba, Roy Barreras y Armando Benedetti.
Casi de inmediato la valla generó una polémica tremenda, reviviendo un poco el revuelo que se creía olvidado por este tema tras las elecciones legislativas, que antes del 13 de marzo se manifestó como una auténtica guerra publicitaria entre los distintos aspirantes al Senado y la Cámara de Representantes. De hecho, a muchos la valla de Fajardo les recordó una similar en su momento de Miguel Uribe Turbay en la que puso las fotos de varios representantes del Pacto Histórico junto a la frase: “Ojo con el Congreso”.
Lo cierto es que la tendencia de este 2022 han sido las vallas con mensajes cada vez más ambiciosas: la de Katherine Miranda con “que no nos abudineen el país”, la de “Paremos a Petro” del representante Edward Rodríguez del Centro Democrático, la de “Paraco el pueblo está berraco” de Inti Asprilla o la de “Defendamos a Medellín de Quintero” de Paola Holguín y Juan Espinal.
En todo caso, la de Sergio Fajardo es una de las vallas más agresivas que se han visto en el marco de las presidenciales de mayo, que se han caracterizado por un enfrentamiento constante en redes sociales y debates presidenciales. Por esa razón, no pasó para nada desapercibida.
Nuevos retos, nuevo Sergio Fajardo
El panorama posterior a las consultas presidenciales resultó llamativo porque para muchos, sobre todo para los candidatos que no participaron en estas formaciones políticas, resultó un abrebocas de las elecciones de mayo y por lo tanto casi todos los que no figuraron en los tarjetones han quedado un poco invisibilizados. Esto, también porque una gran mayoría de los que se midieron emplearon campañas bastante agresivas que hacían tener la percepción de que ese día se elegía presidente; algo así como un primer pulso para demostrar poder en las urnas.
Sin embargo, ese no fue el caso de Sergio Fajardo, que por lo menos hasta las legislativas había mantenido un discurso muy similar al de 2018: de centro, alejado de las disputas, aunque siguiendo la tendencia de los demás candidatos de entrar en controversias constantes con el candidato Gustavo Petro cada vez que se pudiera.
El resultado terminó siendo desfavorable: algo más de 2,2 millones de votos para la consulta de la Centro Esperanza, de los cuales 723.475 le correspondieron a Fajardo. Un resultado muy distante al obtenido en primera vuelta de 2018, en el que estuvo cerca de llegar a segunda vuelta junto a Iván Duque. En ese entonces Petro le ganó por apenas 300 mil votos, quedando en tercer lugar con más de 4,5 millones.
No obstante, en este 2022 el panorama es diferente, la política es dinámica y sobre Fajardo pesan varias cosas: el enfriamiento de las banderas de Antanas Mockus (que sigue aprovechando, evidentemente), su posición neutral en segunda vuelta de 2018 que muchos interpretaron como un visto bueno al uribismo, el proceso de responsabilidad fiscal por Hidroituango del que finalmente fue absuelto y las peleas internas que demostraron públicamente dentro de la Centro Esperanza en plena campaña.
Todo esto al final dejó a un Fajardo con poco protagonismo, que tenía que apostarle a una estrategia comunicativa mucho más agresiva que llegó con el relanzamiento de su campaña hace pocos días. Además, bajo el eslogan de “la remontada de Fajardo” y en la cual amplió sus frentes de confrontación y dejó de moderarse en sus afirmaciones.
El nuevo Sergio Fajardo habría abandonado su foco en Gustavo Petro y ahora le apuesta a atacar a los que considera los dos extremos visibles actuales, para entrar a disputar el segundo puesto que lo lleve a segunda vuelta. Así lo dejó ver, por ejemplo, en otra polémica publicidad en la que rompía una portada gigante de la Revista Semana en la que aparecían los rostros de los candidatos e invitó a los colombianos “a votar sin rabia y sin miedo”.
“Vamos a derrotar el populismo y el todo vale de Petro y vamos a cerrar el ciclo del uribismo-duquismo que se quiere reelegir en Fico. No vamos a olvidar que este Gobierno no escuchó el dolor de la gente, no olvidamos los escándalos de corrupción de este Gobierno, a la gente con hambre, sin empleo y los negocios quebrados”, dijo Fajardo.
Así las cosas, a pesar que en las encuestas se han evidenciado ciertos liderazgos como los de Petro, Fico, Rodolfo Hernández o el propio Fajardo, no está demás decir que en la política nada está escrito. De hecho, según la encuesta Invamer Poll, el exgobernador de Antioquia sería el que más le daría batalla a Petro en una eventual segunda vuelta, con una ventaja del 55,8% del candidato del Pacto Histórico frente a un 40,2% de Fajardo.
Aún queda esperar para ver si esta faceta más agresiva de Sergio Fajardo surte efecto o si resulta muy tardía para romper la dicotomía presidencial que se viene formando entre Petro y Gutiérrez. Aún así, también pone sobre la mesa el cuestionamiento de si todo lo vale en la política; aunque, por otro lado, ¿qué otras opción tendría?
