En su discurso inaugural para el segundo mandato, Obama se la jugó por implantar un concepto: mostrarse no solo como el líder del pueblo, sino sobre todo como parte de él: cercano e igual a cualquier otro ciudadano. "Nosotros, el pueblo", las tres primera palabras del preámbulo de la Constitución de los Estados Unidos, fue la frase reiterada en el discurso público de posesión ofrecida por el demócrata frente miles de asistentes frente al Capitolio en Washington, y ante millones de personas que lo siguieron por medios de comunicación.
Su pausado pero vehemente tono al hablar quiso dejar en claro que su tarea, la que comenzó hace cuatro años, no ha terminado. "Esta generación ha estado en una crisis que aún no ha sido resuelta (...) una década de guerras está terminando ahora (...) nuestra ruta no está completada hasta que nuestros hermanos homosexuales no sean tratados igual que los demás (...) nuestra ruta no está completada hasta encontrar una mejor manera de dar la bienvenida a los inmigrantes", aseguró. En este aspecto, defendió la discusión sobre la legalización de la inmigración irregular, puso escudo a sus programas de salud que la oposición denomina ‘Obamacare’, y garantizó que conducirá nuevamente a Estados Unidos "al centro del liderazgo internacional".
Seguramente ampliará algunas de las ideas nombradas en este discurso inaugural el próximo 12 de febrero cuando está citado ante el Congreso de Estados Unidos para el tradicional discurso sobre el Estado de la Unión". A propósito, casi finalizando su intervención, el Presidente lanzó un obligado dardo a los legisladores: "permítanos trabajar y cumplir el deber".
Obama y su pueblo
Lun, 21/01/2013 - 08:40
En su discurso inaugural para el segundo mandato, Obama se la jugó por implantar un concepto: mostrarse no solo como el líder del pueblo, sino sobre todo como parte de él: cercano e igual a cualqui