Un nuevo episodio tiene contra la pared a la ministra de Minas y Energías, Irene Vélez, luego de que en medio del Foro Económico Mundial en Suiza asegurara (de nuevo) que no volvería a aprobar nuevos contratos para la exploración y explotación de petróleo y gas en el país. Declaración que una vez más causó alerta en el país, que aún depende enormemente de los recursos petroleros.
De acuerdo con lo que dijo la ministra en la importante cita mundial, que se realizó en Davos (Suiza), a partir del 2026 no volverán a ser autorizados contratos de este tipo, aunque se mantiene en su posición de respetar los contratos ya firmados y vigentes. En el lugar también se encontraban el presidente de la República y el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo.
"Sabemos que muy pronto los países que son los importadores de carbón no lo van a hacer más y nosotros necesitamos generar rápidamente una economía alternativa y, por otro lado, decidimos que no vamos a conceder más contratos de exploración de gas y petróleo. Eso ha sido muy polémico a nivel nacional pero para nosotros es una señal clara en la lucha contra el cambio climático”, señaló la jefe de cartera, causando un sinfín de reacciones.
En gran parte, los comentarios en contra de las declaraciones de la ministra Irene Vélez giraron en torno a la importancia de la explotación de hidrocarburos en la economía colombiana, en la que las regalías son una fuente importante de recursos para los territorios a nivel nacional. Obviamente, y eso hay que decirlo, en virtud del impacto ambiental que tiene el desarrollo de esta actividad.
Sin embargo, el problema radica en que esa “decisión planetaria” que anunció la ministra Vélez no es la primera vez que entra como tema de conversación y sigue siendo tremendamente polémica al no poderse sustentar su necesidad de urgencia, teniendo en cuenta la poca incidencia de Colombia en la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) y a su vez del petróleo en esta huella ambiental.
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Así lo dejó claro la Asociación Colombia de Petróleos (ACP), que le recordó a Petro que él mismo aceptó que el aporte del país en ese sentido es “insignificante”, al solo significar el 0,37% de las emisiones de GEI. Además, la Asociación precisó que el petróleo y el gas tienen una incidencia de apenas 1% en ese porcentaje, mientras la agricultura, la deforestación y el mal uso de la tierra significan un 59%.
¿Podría el turismo reemplazar al petróleo y el gas?
En medio de todo ello, el problema real tiene que ver con el impacto que tendría esta guerra contra el petróleo y el gas a través de la no firma de contratos. La misma ACP recuerda que la industria de hidrocarburos representa “cerca del 40% de las exportaciones, el 20% de los ingresos fiscales de la Nación y el 76% de las regalías”. En ese sentido, se alinean más con la posición que en Davos defendió el presidente de Ecopetrol, Felipe Bayón, quien habló de una transición energética que sea realmente transitoria.
“Puedes tener lo solar y eólico, lo solar y lo geotérmico y todo lo demás. Entonces, tenemos una estrategia y va a cambiar. Es a 20 años. Puede ser ajustada, puede ser de alguna forma modulada, pero creo que la motivación y la intención están ahí (...) El país sigue necesitando los fondos a través de dividendos, regalías e impuestos, a la vez que lideramos la transición no solo en Colombia, también en la región”, señaló.
Por su parte, el presidente Gustavo Petro salió en defensa de su ministra, dando una declaración a medios en la que habló de la “sustitución de la matriz de exportación colombiana en nuestra escala nacional que, básicamente, tiene que ver con turismo y exportación de energías limpias”. Defendiendo, una vez más, el potencial que tendría el turismo para poder reemplazar la economía de los hidrocarburos.
Aún así cabe preguntarse si, con las cifras de hoy, el escenario que se plantea el gobierno es viable en el corto plazo y mediano plazo. Empezando por la importancia que tiene el turismo, que en 2022 habría aportado unos 45 billones de pesos al PIB, causando un crecimiento del 15,4% del sector.
Una dinámica positiva que, según el Ministerio de Comercio, permitiría al sector turístico responder por 1’661.000 empleos. Eso, sin anotar que hasta junio de 2022, según la Asociación Colombiana de Agencias de Viaje y Turismo, al país ingresaron cerca de 3.208 millones de dólares por el turismo. Todo esto, en parte, gracias al promedio de 1.617 dólares que gastarían los visitantes no residentes en el país.
Por otro lado, el sector de los hidrocarburos, como lo dijo la Asociación Colombiana de Petróleos, representa el 40% de las exportaciones del país, el 20% de los ingresos fiscales de la Nación y el 76% de las regalías”, que son los recursos que regresan al Estado (y a sus territorios) por permitir la explotación de sus recursos. Un dato que, según la Agencia Nacional de Hidrocarburos, se ubicó en 5,7 billones de pesos hasta julio de 2022.
En otras palabras, la diferencia sustancial se ubicaría en la caja directa de recursos y el monto de los mismos que le entrarían al Estado por cuenta de uno u otro sector. En el fondo, la esencia es muy diferente al tratarse de bienes naturales administrados por el Estado y un negocio que se nutre de la explotación de los combustibles fósiles que, al día de hoy, siguen siendo imbatibles en el sector del transporte, así como en innumerables industrias que dependen energéticamente de ellos o que basan sus modelos de negocio en derivados del petróleo.
Todo eso y más explica, en gran medida el porqué 2022 cerró el año con cifras históricas de barriles día, con 757.002 barriles día en octubre. Una cifra cada vez más cercana a los más de 796 mil barriles día que se tenían antes de 2020 y que a su vez alivia el bolsillo del gobierno y los territorios en varios ámbitos.
Eso, en parte, se traduce en recursos directos para gasto público y social que difícilmente se podrían obtener de otros orígenes. Hecho que el mismo gobierno y su cartera de Hacienda, en cabeza de José Antonio Ocampo, han reconocido. De hecho, según las cifras del DANE, la explotación de minas y canteras continúa siendo una de las actividades protagonistas en el crecimiento del PIB, gracias a su crecimiento del 1,9% en 2022.