Enero es un mes particularmente especial en Colombia. Luego de todas las faenas decembrinas, el primer mes del año es uno de los que más ferias y festividades tiene agendadas en el país. En estos primeros días de 2022, tiene lugar por ejemplo la Feria de Manizales (que empezó el 2 de enero e irá hasta el 10), el Carnaval de Blancos y Negros en Pasto (Nariño) o el Hay Festival en Cartagena, entre muchos otros. Eso, a la par del repunte de contagios y de las cifras récord de covid registradas en Colombia.
Indudablemente, resulta un tanto paradójico que en algún momento de la pandemia se haya dicho desde el propio Ministerio de Salud que las aglomeraciones son “el peor enemigo” y que hoy por hoy se les abran las puertas así sin más en el marco de la reactivación económica. Lo cierto es que los números tampoco son alentadores: 59.233 casos activos según el último reporte de MinSalud y un 2021 que cerró con más de 10 mil contagios diarios.
De por sí, el primer día del año del 2022 Colombia empezó con 12.415 contagios nuevos de covid, que solo llegaron a bajar hasta este lunes (con 9.848 casos nuevos). Los motivos, como se sabe, son variados e incluyen principalmente la presencia de la nueva variante ómicron (más contagiosa y que tiene en jaque a gran parte del mundo) y el final de las restricciones sanitarias que impedían las aglomeraciones.
No obstante, como si no pasara nada, corralejas, faenas, festivales, ferias y todo tipo de festejos han regresado con fuerza en el 2022 y quizá lo más preocupante para muchos pueda ser que todo esto a prueba más de dos años de recomendaciones sanitarias sobre lo que se debería o no hacer desde el autocuidado para evitar contagiarse o contagiar a los demás.
No obstante, deja mucho que desear el tránsito de la teoría a la práctica. Empecemos, por ejemplo, con el reciente episodio en el que el influencer Yeferson Cossio fue casi linchado en una feria equina de Cartagena por denunciar el supuesto mal estado de los caballos. Más allá de los hechos en sí, en el video se pueden apreciar claramente a varias personas gritando sin tapabocas y sin respetar una mínima distancia social.
Ahora, seguimos con la recién inaugurada Feria de Manizales, una de las fiestas más importantes del año en Colombia, donde ya hubo conciertos y cabalgatas en los que, de nuevo, el uso de tapabocas fue más bien la excepción y las aglomeraciones fueron frecuentes. Para ejemplo un botón: la polémica por el reto del alcalde de la ciudad a un público masivo que lo abucheaba, destacando de esta escena que el propio mandatario no llevaba tapabocas y la presencia de cientos de personas en un evento que no dista mucho de sus ediciones pre pandemia.
La solución gubernamental resulta curiosa, por bajito que se haga el análisis, porque los planes de todos estos eventos contemplan medidas de contención que realmente no se ve que tengan una línea estratégica clara para disminuir los contagios. Puestos de vacunación en distintos lugares de las ciudades, exigencia de carné de vacunación, al tiempo que regresa el 100% del aforo y se hace evidente que la capacidad de las autoridades para obligar el uso del tapabocas más allá del ingreso es prácticamente nulo.
Eso, mientras la variante ómicron y el avance en general de la pandemia pone en jaque a varios países que ya daban por superados los momentos más duros de la crisis e incluso se han llegado a reportar cifras de contagios récord. Los aforos limitados, los confinamientos y la cancelación de las fiestas navideñas estuvieron y siguen sobre la mesa de muchos países europeos, a la par que en Colombia se continúa con una reactivación que le juega todas sus cartas a la vacunación y al sentido común.
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Otro ejemplo que resulta curioso fue el regreso de las corralejas al país, empezando por las polémicas corralejas de Caucasia (Antioquia), que terminan precisamente este lunes y que han sido objeto de varias críticas por cuenta del supuesto maltrato animal a caballos y toros, así como por la poca distancia social y el limitado distanciamiento guardado entre sus asistentes (como se puede apreciar en los videos que se han conocido de la faena).
Cómo dejar a un lado también las aglomeraciones en la Feria de Cali, señaladas por muchos como necesarias en el marco de la reactivación económica, contrastando con la posición crítica de una gran mayoría que condenaron la verbena popular en el barrio Ulpiano Lloreda, al oriente de Cali (que terminó en una batalla campal).
No obstante, en lo que respecta a temas sanitarios la verbena tuvo tan pocos protocolos como la gran mayoría de fiestas de gran nivel. Queda entonces preguntarse, ¿por qué hay buenos ojos para algunas aglomeraciones y condena absoluta para otras, cuando en el fondo fueron prácticamente iguales?
¿Qué aconseja el Ministerio de Salud?
En un comunicado del Ministerio de Salud donde se cita al infectólogo Carlos Álvarez, miembro de la Asociación Colombiana de Infectología y designado por la OMS para estudios clínicos de covid, se señala precisamente que lo más importante para las celebraciones de navidad y año nuevo era el uso de tapabocas. Algo que no sucedió en la práctica.
"Sabemos, por ejemplo, que medidas que inicialmente se volvieron populares, como la desinfección de las llantas de los carros o lavar excesivamente los alimentos no tiene un impacto importante en la transmisión de este virus, como sí lo tiene la ventilación y, especialmente, el uso del tapabocas", aseguró el médico.
Más allá de eso, señalan que el lavado de manos y el distanciamiento físico son las medidas complementarias más efectivas para evitar un contagio de covid-19. Lo cierto es que, parece ser, que las autoridades locales y demás organizadores de las fiestas han puesto mucho el foco en esta parte y se han olvidado de lo verdaderamente esencial, ya que por todo lado se logran apreciar puestos de gel antiséptico o de lavado de manos. Medidas que no llegan a tener mucha lógica en un ambiente de montonera sin tapabocas.
Todo eso, sin contar con ese brote de gripe fuerte que varias personas empezaron a reportar desde diferentes orillas y que muchas veces terminaba siendo covid (como muchas otras no). Sin embargo, es una realidad que a estos eventos pueden estar asistiendo personas con dos dosis pero que estén contagiadas y lo cierto es que apostarle al sentido común en medio del cuarto pico puede ser para muchos una decisión osada o irresponsable.
Más allá de eso, queda la expectativa de cuál será la decisión que tomará el Gobierno respecto a esta alza de cifras de contagios en navidad y si opta por unirse a la tendencia mundial del regreso de algunas medidas restrictivas. No puede ser que la reactivación económica siga pesando más que la salud pública y que se demoren medidas preventivas frente a la nueva amenaza que luego, ya con los rulos hechos para todas las fiestas de inicio de año, puedan generar un mayor malestar entre los ciudadanos.