El caos de movilidad se ha hecho frecuente en Bogotá, donde obras a lo largo y ancho de la ciudad han generado fuertes trancones que cada vez hacen más extenso el transporte interno. Una problemática que ha generado tal nivel de presión y críticas por un buen número de personas que han denunciado que en muchas franjas horarias no son justificables los cierres de vías, al punto de que incluso la propia alcaldesa Claudia López se ha visto obligada a tomar cartas en el asunto.
No obstante, lo que ha resultado curioso para muchos es que la mandataria en persona ha empezado a recorrer la ciudad para monitorizar el estado de muchas de estas obras, señalando los casos positivos y regañando cuando se encontró con inactividad de los contratistas.
El último de estos recorridos fue precisamente el pasado jueves, cuando la alcaldesa visitó en bicicleta las localidades de Keneddy y Bosa, específicamente la Avenida Guayacanes, el tramo 1 de la Avenida Ciudad de Cali y el Centro de Salud Tintal. Paso en el que, a pesar de mostrar una buena evolución, la mandataria aprovechó para mandar algunas pullas y pedir que se agilicen ciertas construcciones.
Por ejemplo, según el comunicado oficial de la Alcaldía, la alcaldesa se encontró que “no hay suficientes obreros” en los tramos 2 y 3 de la Avenida Cali: “Le he dado instrucciones al Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), para que nos haga poner al día con el número de obreros suficiente”, fue lo que dijo López.
Sobre la Avenida Guayacanes, por el contrario, aplaudió los avances, pero aprovechó para recordar que Enel Colombia (contratista) ha “retrasado varios meses” las obras y le pidió que cuando mucho en 15 días todo estuviera listo para empezar la semaforización.
“Todos los frentes de obra de Guayacanes están trabajando a full, con todos los trabajadores previstos a doble turno. Esperamos que, en 15 días, Enel Colombia –que nos ha retrasado varios meses– energice y podamos así semaforizar y poner en servicio el tramo de la Boyacá a la calle 13”, dijo la alcaldesa.
No obstante, también hubo tiempo para aplaudir el avance de grandes obras en esa parte del sur de Bogotá, como la primera línea del Metro, la conexión con la estación dos del metro, el Portal Américas, el Transmilenio de la Avenida Cali, entre otras. Sobre estas se limitó a decir que “los frentes de obra de esas obras están avanzando bien”.
Acerca del Centro de Salud Tintal, por ejemplo, rescató que su avance vaya en un 86% y la importancia que este va a tener una vez sea entregado a la comunidad por los numerosos servicios de salud que ofrecerá.
“Este centro lo terminaremos en octubre y las salas de cirugía y UCI del hospital pediátrico Tintal (que llevaban 7 años abandonadas) las terminaremos en marzo”, señaló Claudia López. Y lo cierto es que las imágenes de su recorrido dan cuenta de los avances, aunque en muchos casos, como ella misma lo mencionó, debieron haberse hecho hace años.
Las otras visitas de Claudia López
Lo cierto es que esta campaña de visitas a obras no es nueva. Desde hace semanas, ante la lluvia de denuncias sobre monumentales trancones en Bogotá, la alcaldesa anunció que estaría haciendo estos recorridos por distintas partes de la ciudad para verificar que todo estuviera en orden.
“Cada semana estoy visitando las obras de la ciudad”, señaló la alcaldesa en medio de la jornada, quien aseguró en su cuenta de Twitter que las visitas a las obras las estaría haciendo de forma sorpresiva para poner en regla a los contratistas que estén fallando en su labor.
Y así lo ha hecho, visitando la enorme variedad de obras que se están realizando en la ciudad, dando boletines sobre su avance o dificultades a tomar en cuenta para terminarlas lo más pronto posible.
Entretanto, otra e ineludible cara de la moneda es que un gran porcentaje de ciudadanos se han visto afectados por el cierre de importantes vías de todo tipo en la ciudad, desde pequeñas, hasta arterias como la Avenida 68, la 30, la 26, entre otras tantas.
De hecho, esta misma semana Kienyke.com logró constatar que en la noche del miércoles 7 de septiembre, la 26, una de las vías principales de la ciudad, fue cerrada por completo en uno de sus sentidos de forma injustificada, ya que una vez se pudo avanzar no se vio a ningún obrero trabajando a esa hora. Eso, mientras se formó un trancón de tal tamaño que los ciudadanos, ante el desespero, decidieron escapar por Transmilenio.
Así las cosas, los bogotanos están entre la necesidad de una ciudad renovada con más obras y el caos de movilidad, que incluso antes del despliegue de construcción ya estaba bastante avanzado. Un tema que, además, depende de la responsabilidad de unos contratistas deben entender la necesidad de ir a todo vapor para evitar más molestias a los ciudadanos.