Solve et coagula es la consigna. Destruir y construir. La siguieron estrictamente Hitler y su camarilla, la están siguiendo Petro y sus secuaces. Es cuestión de percepción cuando la sola razón impide ver la otra cara. Las revoluciones se basan en la cercanía con lo oculto, lo siniestro, lo diabólico. Quienes pretenden que lo justo es lo que dicta el Estado democrático llevan un lastre que dificulta enfrentar la batalla. Eso que en décadas pasadas se mantenía oculto está a la vista sin el manto con el que se cubrían sus acciones. Vivimos el momento de las luces, el de la ilustración, el del señor de la luz, el de Lucifer. Echémosle apenas una ojeada al asunto:
En esta campaña, la más turbia y a la vez la más descarada de nuestra historia reciente, ha sido una constante mantener la mirada en el candidato de la izquierda dándole un liderazgo que no se construye ni por sus méritos, ni por el apoyo popular. El referente inevitable es el de los nacionalsocialistas y su exitosa campaña con la que llevaron a un sujeto cualquiera a convertirse en el monstruo que todavía recordamos con horror. Sin la torpeza con la que sus contrincantes se empeñaron torpemente en elevarlo machacando con sus ataques persistentes, no habrían logrado su objetivo. Del oscuro guerrillero de quien desconfiaban hasta sus camaradas, al lider que es hoy tuvo que darse un proceso de transformación cuidadosamente planeado que va más allá del travestismo. No les era difícil avivar el fuego con alusiones a la expropiación, la destrucción de la economía y la instauración de una tiranía cuando se tenía el tan cercano y terrible ejemplo de Venezuela. Lo importante, para ellos, ha sido mantener la llama y han contado con estrategas que tienen la fórmula mágica: si no puedes elevar a tu líder reduce de talla a sus contendores Esto lo ha promovido Semana con sus portadas: en una de ellas aparece Petro como un gigante y sus rivales como enanos y en la más reciente se encuentra, en primer plano, la imagen de Petro con aire de victoria y “a sus espaldas” Roy y los petrovideos… no podría ser más explícita.
Pienso que todo ha sido planeado, hasta el reciente escándalo. Estaba atento a que apareciera uno similar al del hacker de Santos contra Zuluaga, que ensuciara la imagen de Rodolfo Hernández, y se viene el de los petrovideos filtrados desde la misma campaña. ¿Hace parte de la estrategía siniestra del petrismo o se les salió de las manos? Algo de los dos, es un juego perverso en el que no hay el menor pudor. Demuestran su poder cuando, con cinismo, ni siquiera se defienden y, con arrogancia, se colocan por encima de la ley teniendo a la impunidad como aliada. Y que se les salió de las manos… lo dudo, ya tienen chivo expiatorio y su líder sale más inflado que antes. Lo que quedó del proceso FARC-Santos sobre cómo victimizar al victimario ya sentó cátedra.
Quiero hacer mención a otro asunto que da vueltas en mi cabeza, se trata de las similitudes entre el proceder del Pacto Histórico con el de la Masonería:
La estrategia de los masones ha cambiado poco desde su fundación en 1717. Como iluminados, que se consideran, vieron en la revolución su arma más poderosa con la que marcar hitos históricos que han venido cambiando el mundo. Comenzaron con la revolución de independencia americana, la implacable Revolución Francesa, siguiendo con la emancipación de Iberoamérica y, ya en el siglo XX, la revolución bolchevique que destruyó el tejido social para construir otro, solve et coagula, hasta en los rincones más olvidados del planeta. Pero la cosa no paró ahí, al contrario, desde esos triunfos de la masonería han implementado toda una estrategia revolucionaria con golpes, unos grandes, otros pequeños, unos exitosos, otros fracasados. Lo que me huelo es que el Pacto Histórico hace parte de esa maraña conspirativa.
Masones sin mandil se les llama a aquellos que lo son por sus acciones y no siguen los rituales. Ellos son los que realmente dominan y no los que siguen el viejo teatro en el que aparecen los personajes con sus ridículos delantales. Que Santos esté aliado al Pacto Histórico es una señal clara. Nombrado en la Junta de la fundación Rockefeller, a la que solo acceden los más altos grados de la masonería mundial, rinde homenaje a sus ancestros, a su tío abuelo Eduardo Santos quien fue un destacado masón en la primera mitad del siglo XX.
No tengo la menor idea acerca de si Petro es masón o no, tampoco si tiene relación con brujos y demonios. Todo indica que hay simpatías mutuas. Haría falta una continuación de La Bruja, del cronista Germán Castro Caicedo, para ver cómo la realidad supera a la ficción en estos graves momentos en el que se juega el destino de Colombia y la región.