Fue en 2005, el año del inolvidable título suramericano de Colombia en el eje cafetero, cuando Hugo Rodallega se declaró mejor que Messi.
No era la del colombiano, una osadía presuntuosa.
Rodallega fue el goleador del torneo, el mejor, titular en el campeón y regaló para la óptica admirada del público un esplendoroso gol de chilena, ante Perú, que todavía se recuerda.
Messi era emergente en su selección y su alternancia entre la titular y la suplencia lo hizo irrelevante en aquella competencia. Reivindicado luego en el mundial de Holanda del mismo año, en el que compartió honores, como jugador destacado con otro colombiano, Dayro Moreno.
Con el paso del tiempo y dados los alcances del ascenso al estrellato del argentino, Rodallega negó la comparación.
Lo dijo, fui testigo, y no se excedió en egocentrismo o en su amor propio. Era su mejor momento.
Rodallega tomó desde aquel día otros rumbos. Se marchó al Monterrey, donde otros colombianos como él han triunfado, para luego, errabundo, viajar entre clubes modestos, en algunas grandes ligas, anotando goles majestuosos.
Messi, conocido es, escaló sin techo, por sus habilidades de jugador incomparable para la época.
Dayro Moreno saltó entre oncenos de distintos países sin consolidar su imagen, a pesar de ser un goleador constante, aporreado por su apego a la noche.
Falcao era su suplente en aquella selección, antes de emprender su camino exitoso.
Lo anterior como anillo al dedo a días del comienzo de otro suramericano en Colombia. Tantas esperanzas en los convocados, tantas expectativas, pero muchos son los llamados y pocos los escogidos.