“Debo admitir con gran pesar que en mis primeros años compartí el peligroso hábito alemán de pensar la vida intelectual, el arte y la política como mundos totalmente separados”.
Thomas Mann
Bien lo dijo Thomas Mann, la vida intelectual, artística y política no se pueden pensar como mundos separados. Su extraordinaria novela, “Doctor Fausto. La vida del compositor alemán Adrian Leverkühn contada por un amigo", que he tenido la suerte de releer en estos días, es todo un tratado de estética, un retrato minuciosos de la vida intelectual y una visión política escrito en los años decisivos de la sangrienta Segunda Guerra Mundial. Ver esos mundos de manera unificada permite una comprensión que supera cualquier aproximación fragmentada.
Se trata, desde la ficción, del relato biográfico de un muy particular personaje al que le corresponde realizar su obra musical en su Alemania natal durante buena parte del periodo más convulso del siglo pasado. Su lectura me lleva a preguntarme qué llevó a Europa a tanta barbarie.
Un atisbo de respuesta se me presentó al escuchar la entrevista dada por el coronel Black en la que ofrece una visión particular sobre ese pasado en relación con los acontecimientos bélicos recientes desde una perspectiva que puede ayudar a que abramos los ojos y no caigamos de nuevo en el abismo. De la entrevista al coronel Black me queda claro que el mundo habría sido mejor si los europeos hubieran resuelto sus conflictos hace cien años sin la intervención de América. Hoy se repiten los errores del pasado porque quienes mueven los hilos no se diferencian mucho de los que lo hicieron en el pasado. En 45 minutos Cesar Vidal expone, de manera magistral, lo dicho por el coronel Black: (https://www.youtube.com/watch?v=qYAoM5KwN_M)
También y por casualidad, he escuchado los documentales del joven periodista argentino Nicolás Morás dedicados a algunos de los protagonistas de la tragicomedia que estamos presenciando con estupor. Me he quedado aterrado al corroborar la calaña de sujetos que nos gobiernan. Para ello ocupé varias horas viendo los programas dedicados al papa Francisco , Putin, Zelenski y Macron.
Lo que se presencia en ellos son apartes de las tramas de corrupción aliadas a los intereses económicos y políticos que carcomen la estructura social. Aunque algunos están detrás de escena moviendo los hilos, otros salen a la luz cuando el cinismo y la arrogancia los anima a correr el telón y mostrarse en su inmunda desnudez. El descaro de un Zelensky, un Putin, un Macrón y hasta del mismo Francisco son apenas muestras del desprecio con el que tratan a la humanidad. Y pensar que estos sujetos son apenas unos de los escuderos bien entrenados que sirven a poderosos amos.
¿Estaremos en capacidad de entender lo que ocurre en otros lugares del planeta cuando estamos ciegos a lo que nos tienen preparado para las próximas y muy cercanas elecciones? ¿Acudirán al fraude como ya lo han hecho en múltiples ocasiones acá y en otros países? Cualquier cosa puede ocurrir. Cuando deberíamos tener más elementos de juicio, por la facilidad de acceso al conocimiento y la información, es cuando estamos más despistados.
Ojalá, en unos pocos años, no nos veamos preguntándonos ¿Qué nos pasó?