Mario Huertas

Analista de asuntos estratégicos y hemisféricos (Énfasis: Brasil y EE.UU.) Columnista de opinión, diario La Nación. Voluntario internacional para la promoción de nuevos liderazgos, Universal Wonderful Street Academy (UWSA), Jamestown-Accra. Colaborador del Goldstreet Business (Ghana). Profesor de Geopolítica y Geoestrategia. Infante de Marina, Armada República de Colombia (A.R.C).

Mario Huertas

Operación Remate (2)

Decíamos la semana pasada que Operación Remate es el nombre que el chavismo le dio a la jornada electoral del 28 de julio a fin de ejecutar un fraude electoral contra el pueblo venezolano en complicidad, según algunos sectores, con Lula da Silva, AMLO y Petro.

Los tres políticos tendrán una justificación para haber asumido un riesgo político tan alto porque a medida que los días pasaban y el Consejo Nacional Electoral-CNE no entregaba las actas, más quedaba en evidencia que la Operación Remate buscaba precisamente rematar la fachada democrática con la que encubre el régimen venezolano todos sus delitos. Sin embargo, ni la satrapía venezolana ni el chavismo latinoamericano pueden cantar victoria.
Entregadas las actas hace unas pocas horas, el CNE afirma que Nicolás Maduro obtuvo 6.408.844 de votos, es decir, un 51.95 % y Edmundo González 5.326.104 de votos, para un 43.18%; ratificando así la supuesta victoria de Maduro.

Datos que se contradicen con lo que la oposición venezolana ha dicho tener, pues, María Corina Machado, en entrevista para el diario O Globo de Brasil, dijo que podría entregarle las actas al gobierno de Planalto. La información que se conoce es que con un total de
25.073 (83,50%) actas digitalizadas, los resultados son: Edmundo González con un 67% de los votos válidamente emitidos (7.303.480) sería el ganador mientras que Nicolás Maduro con un 30% de votos válidamente emitidos (3.316.142) sería el perdedor. Victoria contundente de los sectores genuinamente democráticos.

Ambas posiciones llevaron, por un lado, al chavismo a amenazar, incluso con prisión, a la oposición y de señalarla de estar fraguando un golpe con apoyo de la “internacional fascista” y de estar promoviendo una guerra; de otro lado, a la oposición a movilizarse
masivamente en las calles con un saldo de 988 detenidos, entre los cuales se encuentran 91 adolescentes, según el Foro Penal, se habla igualmente de 54 casos de persecución, 28 casos de hostigamiento y 23 muertos según algunas ONG´s. A raíz de la situación, Brasil reporta que más de 1.000 venezolanos han cruzado la frontera en Roraima y Amazonas.

La caza de brujas desatada por Maduro está montada sobre un discurso que devuelve a América Latina al siglo pasado en el que se apela mentirosamente al fascismo como “el mal” y al socialismo como “el bien” y lleva a Venezuela a los tiempos de Juan Vicente Gómez, o el Capagatos, de quien dicen usaba la brujería como arma política y se robó la primera gran bonanza petrolera.

Esta crispación política es la que ha llevado equivocada y peligrosamente a buscar una fórmula que contemple que los vencedores negocien el triunfo con los perdedores a fin de preservar “la paz” (vocablo del que han abusado todos los homicidas para limpiar sus crímenes). Lamentablemente, ahora Celso Amorin también viene a sumarse a la teoría chavista del baño de sangre.

Por esta vía, quieren llevar a la democracia electoral a que la legitimidad del poder no descanse sobre los resultados electorales sino sobre una negociación en el caso exclusivo de que el perdedor sea de izquierdas; caso contrario, la fórmula nunca se aplicaría. El mensaje político no puede ser peor, me explico.

Con ocasión del Acuerdo de La Habana, conocido también como el Acuerdo Timochenko- Santos, este último decidió que la totalidad de lo acordado entre el gobierno de entonces y la guerrilla de las FARC debía ser refrendado en las urnas. Así se hizo y los colombianos le dijeron, por vía de plebiscito, que “No” aprobaban dicho acuerdo. De
inmediato, toda la izquierda se organizó para burlar el resultado electoral y desconocer la legítima victoria de quienes no querían ver pulverizada la institucionalidad del país, pisoteados los derechos humanos y borrada la memoria de la guerra a nombre de “la
paz”.

No obstante, la izquierda colombiana se salió con la suya y desconociendo el resultado electoral, terminaron por lavarle la cara un buen número de asesinos, saltándose la justicia internacional y dejando en impunidad todos sus crímenes para convertirlos en
hombres y mujeres de “paz”. Es más, el mismo Rodrigo Londoño, Timochenko, hizo parte de la Operación Remate como veedor electoral en compañía de Ernesto Samper Pizano.

Este precedente debe servirle al pueblo venezolano a fin de que no pierda de vista ese asalto a la democracia y entienda que si negocia su victoria, lo más probable es que termine por preservar la tiranía de la nomenclatura chavista; mientras que si con la movilización pacífica presionan a los perdedores en las calles para que no puedan
desarticular la victoria, el chavismo estará en aprietos. Por analogía geopolítica, el caso de Bangladesh puede resultar útil dado que los hechos del pasado lunes en el sudeste asiático, más exactamente en Dhaka, pueden resultar motivadores para salir de la crisis
suramericana.

Después de 15 años en el poder, Sheikh Hasina, la premier de Bangladesh, dimitió el 5 de agosto y huyó hacia la India en un helicóptero militar. Su renuncia marcó el final de un extenso mandato que comenzó en enero de 2009 y ocurre en medio de una grave crisis
política y económica desencadenada por uno de los peores gobiernos de la región que no pudo contener la ola masiva de protestas iniciadas en julio pasado.

En efecto, las protestas estudiantiles tomaron cuerpo so pena de una “ley de cuotas” para empleos públicos; pero, la movilización fue creciendo hasta desafiar la escasa legitimidad de Hasina, señalada de corrupción y de realizar una pésima gestión. En consecuencia, el
gobierno optó por la represión que dejó 300 muertos (90 en un solo día) justificando así la toma de la residencia de Hasina y exigiendo su renuncia inmediata. Su salida llevó a la conformación de un gobierno de transición que liderará Muhammad Yunus, el conocido
banquero de los pobres.

En síntesis, la oposición venezolana tiene como experiencia el robo de las elecciones que en Colombia se fraguó para legalizar a los miembros de las FARC en 2016 y el actual ejemplo de Bangladesh que muestra cómo se puede tumbar una tiranía.

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Mario Huertas
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