Esta es la historia de un genio, Omar Geles amó el vallenato y el vallenato lo amó a él. Su primer día con el acordeón fue a sus escasos tres años, una edad que podríamos atribuirle que aquel instrumento sería un juego, pero el destino sostuvo otra cosa: lo convirtió en leyenda.
“Esto comenzó cuando mi papá le compró un acordeón a mi hermano Juan Manuel y nunca me lo prestaba, hasta que se aburrió y yo lo tomé, la primera vez que lo ejecuté, le saqué Lucero espiritual, por eso es la canción que siempre quiero tocar con mis colegas” relataba Omar Geles.
Dijo que su primera tarima la logró cuando tenía 10 años, pero su impulso motivacional llegó con Diomedes Díaz: “Tenía 13 años y Diomedes dijo, ojo con este negrito, va ser grande”
Y después llegó otro monumental bautismo: “Tenía 15 años, Rafael Orozco e Israel Romero me invitaron a tocar El higuerón” decía Omar Geles sobres sus inicios. Así se hizo querer de todos.
Toda la biografía de Omar Geles se encuentra en sus canciones. Allí nos contó su historia y hasta muchas ajenas, en todo caso, las vivencias las transformó en obras musicales que superaron las mil composiciones grabadas y se quedaron más de 600 canciones inéditas. Fue una auténtica fábrica para crear éxitos.
No tengo la estadística exacta, pero dudo que cualquier autor de ahora o antes, haya logrado pegar tantas canciones en el universo vallenato, como lo hizo Omar Geles, es algo de lo que solamente son capaces aquellos que tienen un nivel de genialidad pocas veces igualado.
Y eso que su vida de compositor inició cuando llevaba más de 10 años consagrado al acordeón. Marcó un estilo inconfundible y cualquier artista anhelaba contar con una canción de Omar Geles. Un juglar moderno.
De que estaba hecho Omar Geles. Tal vez había una combinación de humildad, agradecimiento, pasión absoluta por su música vallenata, buen hijo, amigo de sus amigos, generosidad. Son los ingredientes de un genio.
Tal vez me quede muy cortico en la descripción, pues estos personajes en no pocas ocasiones resultan indescifrables. Lo contundente e irrefutable es que fue bendecido con un talento casi sobrenatural, de esos que nacen cada cien años o más.
Le bastaron 57 años para convertirse en inmortal. Tuvo el coraje del que adolecemos la gran mayoría, pues Omar Geles podía sin problema encerrarse hasta tres días en su estudio y al final de las extendidas jornadas, salían varias canciones prácticamente rotuladas de éxito. No sufría de procrastinación.
Se ganó el respeto de sus colegas y la admiración de los seguidores. Jamás se sintió inferior a nadie, hasta Diomedes Díaz cuando lo conoció de joven, le vaticinó que sería uno de los más grandes. Una predicción que venía del más importante del vallenato no podía equivocarse y así fue, Omar Geles ya quedó en la historia de este folclor costeño, que en realidad, ya es una marca cultural colombiana.
Después de tantos años, no tengo duda que las generaciones venideras seguirán recordando al Maestro Omar Geles, pues su figura después de abandonar esta vida se va a engrandecer aún más, es algo propio de los ídolos y más que eso, de los genios.
La historia de Omar Geles fue hecha con música, a todo le componía, incluso a dramas como el abandono de su padre, pero todas las adversidades que afrontó en sus inicios, las transformó en melodías. Tenía una habilidad inusual que rebasaba toda lógica al momento de inspirarse.
Y sí, los caminos de la vida no son como uno piensa, como se los imaginaba. Su mamá, la admirada Doña Hilda, le agradecemos la enseñanza que le permitió a millones de personas, contar con un hombre irrepetible como Omar Geles. Apenas comienza a erigirse su leyenda.