Decíamos la semana pasada que Bibi negocia la liberación del secuestrados bajo fuego y con la presión de una opinión pública internacional abiertamente antisemita que se ha nutrido con un par de hechos que hoy citaré.
Protestas estudiantiles. Hace unos días el presidente Biden decidió romper el silencio sobre las violentas protestas de los estudiantes que fue cruzando de la costa Este a la Oeste en tan solo dos semanas. A pesar de sus muchas vacilaciones y titubeos, el presidente dijo e hizo lo correcto. Es decir, denunciar que en estas protestas hubo infiltración extranjera tal como Eric Adams, alcalde de New York, lo confirmó y darle paso a la policía para que hiciera lo propio.
Sobre este particular, se debe recordar que las protestas han sido violentas en tanto que atacaron las instalaciones de varias universidades, como también invadieron muchas de sus edificaciones, amenazaron e intimidaron a la comunidad estudiantil judía gritando: ¡Intifada, intifada! Así, muchos de los estudiantes que protestaron, empujados por algunos de sus profesores y agitadores externos, se entregaron totalmente a la defensa de Hamás agitando la bandera de Palestina porque es más que evidente que detrás de todo esto, se camufla un profundo antisemitismo y una oda implícita a Hamás.
Muchos cánticos con los que se llama a “la liberación de Palestina” esconden el gusto por un genocidio en contra de Israel porque, en la mayoría de los casos, los estudiantes no protestaron por el brutal ataque contra Israel, porque tampoco protestaron contra Hamás que fue el culpable directo de esta guerra y porque tampoco protestaron por la manera en que estos terroristas utilizan a la población palestina como escudos para atacar a Israel.
Si fuera un verdadero apoyo al pueblo palestino, la protesta sería contra Hamás que fue la organización terrorista que atacó brutalmente a Israel, el 07 de octubre, y contra la que Israel se ha defendido legal y legítimamente; tal como Netanyahu lo dijo al referirse ante una posible orden judicial que, finalmente, se hizo efectiva en su contra por parte de la Corte Penal Internacional.
Reconocimiento Palestina. Muchos dirán que el reconocimiento por parte de Estados como España, Irlanda, Eslovenia y Noruega se enmarca en lo que se conoce desde 1947 como “Solución de dos Estados” aceptada (en su momento) por los judíos y rechazada por los palestinos y de la cual Hamás no ha sido partidario, incluso desde la firma de los Acuerdos de Oslo (1993), simplemente porque Hamás no reconoce a Israel como Estado ni a los israelitas el derecho a existir.
Actualmente, el problema es que en Gaza, Ismail Haniyeh, cuenta con una altísima popularidad si se le compara con la de Mahnmoud Abbas de la Autoridad Palestina en Samaria y Judea (Cisjordania/West Bank). Desafortunadamente, Abbas es quien rechaza la violencia como método para resolver el problema y cree en una salida negociada en tanto que Haniyeh representa todo lo contrario, es decir, en la violencia y el terror como métodos “legítimos” para borrar del mapa a la población judía. Así como decía el expresidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, quien probablemente regresará a sus funciones después del accidente aéreo que sufrieron Ebrahim Raisi y Hossein Amirabdollahian.
Es decir, Israel enfrenta hoy al ala más radical de los Palestina y los manifestantes y partidarios de esta causa, desafortunadamente, rechazan la versión más moderada de la causa palestina. De ahí que Bibi haya dicho reiteradamente que esta fórmula que pudo llevar la paz a la región hoy no es más que un premio al terrorismo toda vez que después de la masacre del 07 de octubre se le premia a Hamás y a la población que apoya a esta agrupación terrorista con la creación de un Estado títere de Irán. En otras palabras, el mensaje ha sido muy claro: con esta decisión, muchos Estados convierten el terrorismo en fuente de derechos.
Hoy, lamentablemente, la creación de un Estado Palestino podría ser la negación misma del Estado de Israel y del derecho que tienen los judíos a existir como cualquier otro pueblo en el mundo. Incluido el palestino.
Con solo estos dos hechos, se puede apreciar fácilmente cómo la agitación de la opinión pública internacional contra Israel además de esconder un profundo antisemitismo también pretende ocultar una oda a Hamás en tanto que resulta inexplicable que parte del mundo, que se precia de civilizado, condene a Israel en calidad de verdadera víctima y no a su victimario: Hamás.
Además, resulta injustificable que los mismos que condenan a Israel por defenderse legítimamente omitan la manera en que Hamás viene utilizando a la población civil como escudos frente al poder defensivo de las FDI. Los terroristas que se ubican en hospitales, escuelas y demás centros urbanos buscan confundirse entre los civiles con doble objetivo: paralizar a las FDI y como no lo han logrado, entonces culpar a Israel de estar cometiendo un genocidio ¡Soberana hipocresía!