Juan Restrepo

Ex corresponsal de Televisión Española (TVE) en Bogotá. Vinculado laboralmente a TVE durante 35 años, fue corresponsal en Manila para Extremo Oriente; Italia y Vaticano; en México para Centro América y el Caribe. Y desde la sede en Colombia, cubrió los países del Área Andina.

Juan Restrepo

Mbappé y el futuro de Europa

Viven los aficionados en estos días las emociones de la Eurocopa de Fútbol 2024, y las declaraciones políticas de una de las estrellas del torneo, Kylian Nbappé, han levantado una polvareda. “Jóvenes, vayan a votar, queremos respeto y tolerancia”, dijo el capitán de la selección francesa. y pidió hacerlo contra los extremos que dividen. Inmediatamente hubo quienes se apresuraron a señalar el destinatario del mensaje. Uno de los titulares de prensa fue: “Mbappé llama a votar contra la ultraderecha en Francia”. Y, como no podía ser de otra manera, al jugador le llovieron las críticas y recomendaciones de que se dedicara a jugar y que se guardara sus opiniones políticas. 

Parecen ignorar los críticos del astro francés el poder político de este deporte. Ya desde su nacimiento con los códigos que hoy lo conocemos, en la Inglaterra industrial de la segunda mitad del siglo XIX, los equipos que practicaban esta disciplina se convirtieron en algo más que en simples entidades deportivas. El carácter colectivo de la práctica del fútbol contribuyó a crear la identidad de unos clubes que asumieron la representación de una ciudad, de una universidad, de una firma comercial y hasta las ideas de algún grupo político. 

Los aficionados al fútbol que buceen en su historia se podrán encontrar con verdaderas sorpresas en ese sentido. Hay una larga lista que demuestra cómo muchos clubes de fútbol ejercieron de correa de transmisión, en lugares y en circunstancias históricas muy distintas, de los ideales de las comunidades nacionales a las que pertenecen.

Los éxitos principales del Sporting Club de Bastia coincidieron con el auge del movimiento nacionalista, en Córcega; los Celtic, de Glasgow o Belfast, han sido para la comunidad irlandesa algo más que clubes deportivos; precisamente del Fútbol Club Barcelona se dice que es “algo más que un club”, por lo mucho que se le identifica con el nacionalismo catalán; el club Al Wihdat, nació en los campos de refugiados de Jordania, en Palestina; el Hajduk de Split surgió en la Croacia de una Yugoslavia que era miscelánea de nacionalismos, y el Ararat Ereván, fundado en la Unión Soviética, nació con la vocación de enarbolar el nacionalismo armenio.

De modo que ninguna sorpresa con las palabras de Nbappé. Francia vive un momento crucial de su política, y las palabras del astro del fútbol galo tienen más calado del que se le supone. Si los votantes no deciden otra cosa —a la vista de los resultados de las pasadas elecciones al Parlamento Europeo—, en los comicios anticipados a los que ha convocado el presidente Emmanuel Macron para el 30 de junio y 7 de julio próximos, podría ganar el Reagrupamiento Nacional (RN), partido de extrema derecha que tiene entre sus objetivos cambiar la Constitución para quitar derechos a los extranjeros.

Y esto, en un país cuya selección futbolística es un crisol de nacionalidades, bien puede adivinarse el cúmulo de conflictos que puede generar en un futuro. La mayoría de los jugadores del equipo francés tienen raíces extranjeras o directamente han nacido en otro país. Desde el portero, Mike Maignan, nacido en la Guayana francesa, pasando por  Ousmane Dembélé de padre maliense y madre mauritana; y terminando con el mismo Nbappé; de padre camerunés y madre argelina; y así hasta 25 jugadores de quienes no se puede decir que sean precisamente franceses de pura cepa. La selección francesa es una muestra de la realidad del país y explica la fractura social que hoy vive Francia.

A nadie se le escapa la cercanía de Kylian Nbappé con el presidente de Francia Emmanuel Macron. De hecho, se atribuye al jefe del Estado francés un papel clave en la decisión del futbolista en el verano de 2022 de aplazar dos años su paso del Paris-Saint-Germain al Real Madrid. Y que el futbolista se dirija a los jóvenes no es casualidad: en las legislativas de 2022, la abstención fue el 70% por lo que a votantes juveniles se refiere, un voto que Macron necesita ahora como agua de mayo.

Si el Reagrupamiento Nacional (RN) consigue una mayoría en la Asamblea Nacional, el presidente, Emmanuel Macron, deberá nombrar a un primer ministro procedente de sus filas. Sería la primera vez que la extrema derecha gobernase en Francia desde la Il Guerra Mundial. A estas elecciones acude también una agrupación de extrema izquierda y, aunque el jugador no señaló  a ningún partido concreto, se interpreta que el mensaje de alarma de Mbappé contra el “extremismo” va dirigido al casi seguro ganador de las próximas elecciones en Francia.

Con la inesperada convocatoria de elecciones por parte de Macron, Francia, y con ella Europa, entraron en un territorio desconocido. Para la Unión Europea la posible presencia en el Gobierno de uno de sus motores (el otro es Alemania) de un partido euroescéptico y con inocultables simpatías con Vladimir Putin es más que un reto, una amenaza. De ahí unas declaraciones en medio de una competición deportiva que no dejaron indiferente a nadie.

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