La Reforma Pensional que presentó el gobierno Petro y que está próxima de ser aprobada en el Senado de la República es un sinsentido. No solo busca expropiar los ahorros de los colombianos que alcanzan la edad de pensión, pero no cumplen con las semanas cotizadas, sino que también nos quita la libertad de elegir dónde cotizar y ahorrar nuestro dinero. Si un ciudadano quiere tener sus ahorros en fondos privados administrados por profesionales, ¿con qué derecho viene un gobierno a quitárselos?
Desde mi posición en el Senado he votado en contra de esta reforma, no porque considere que el sistema pensional actual sea perfecto, sino porque la reforma actual lo empeora, y la falta de concertación y diálogo han hecho inviable las mejoras que hemos propuesto. Es esencial que el gobierno demuestre una voluntad genuina de escuchar a todas las partes involucradas antes de implementar cambios tan significativos en un tema tan sensible como las pensiones.
Para este debate, ofrezco cuatro puntos para considerar a profundidad.
Uno, es crucial revisar las reglas de juego del pilar semicontributivo. La propuesta actual plantea un esquema en el que aquellas personas que no cumplen los requisitos mínimos, pero que tienen unas 300 semanas cotizadas, recibirán un ‘puchito’ mensual pagado por Colpensiones. Esto hay que modificarlo: no podemos desmejorarle la situación a estas personas que hoy en día recibirían – además de su ahorro – una rentabilidad financiera significativa en los fondos privados de pensiones. Este elemento, como mínimo, se debería mantener.
Dos, todos los partidos políticos hemos expresado el respaldo al Pilar Solidario que fortalece los subsidios que hoy entrega Colombia Mayor. Lo que no podemos apoyar es que el gobierno apruebe, sin dar una sola justificación técnica, que los colombianos que llegan a la edad de pensión con menos de 300 semanas cotizadas, los más vulnerables, tengan un 0% de interés real en sus ahorros. No hay ningún fondo privado que hoy le entregue un rendimiento menor a un afiliado por tener menos ingresos.
Tres, me parece excelente que la reforma reduzca los subsidios que entrega Colpensiones a los pensionados de más altos ingresos, pero lo que hace con la mano lo borra con el codo. Con la reforma reducimos los subsidios de unos colombianos, pero empiezan a repartirle subsidios a todos los colombianos por sus tres primeros salarios mínimos. La gente como yo, que cotiza en un fondo privado, pasaría con esta reforma de no recibir subsidio a tenerlo, claramente sin merecerlo. ¿Alguien me quiere recordar por qué?
Cuatro, por último, es necesario retomar la discusión sobre el umbral, porque de este depende la sostenibilidad del sistema pensional en las próximas décadas: define el tamaño de la deuda que le vamos a dejar a nuestros hijos y nietos. Los colombianos deben juzgar a aquellos congresistas que han venido utilizando el umbral como un número de negociación, que les da un beneficio a ellos de corto plazo, pero le manda la cuenta de cobro a las generaciones futuras.
Los colombianos merecen un sistema justo y equitativo que resguarde sus ahorros y garantice una vejez digna para todos, no que un gobierno, con intereses ocultos y sin voluntad para concertar, restrinja las libertades de los colombianos para abrir paso a propuestas populistas.