Cómo se parece el tumbao de Gustavo Petro a los sones del chavismo. En los comienzos de Hugo Chávez, el “comandante eterno” se asesoró por un grupo de jóvenes leninistas españoles que se fueron luego a su país y, financiados por Chávez, fundaron un partido político dizque para “acabar con la casta política”.
Instalado en el Congreso español el líder de aquel grupo pasó, de una modesta vivienda en un barrio obrero de Madrid, a vivir en un chalet de lujo a las afueras de esa capital. Amagaron con superar al viejo y curtido Partido Socialista; y hoy, diez años después de aquellos juveniles entusiasmos y tras una olvidable gestión de cogobernar con los socialistas, son una excrecencia política. Mejor dicho, no son nada: un grupito de cinco parlamentarios mamertos a los que solo les falta la mochila wayúu para parecerse a sus homólogos colombianos.
Pues bien, Petro ya tiene también sus asesores españoles. Sí, españoles por más que les pese, pues se trata de independentistas catalanes a la cabeza de los cuales está Xavier Vendrell. Llamar españoles a esta gente es un insulto, según ellos y para librar a Vendrell de un fardo tan pesado, don Gustavo le ha dado la nacionalidad colombiana, que esa sí es una nacionalidad respetable y distinguida donde las haya. Ya quiero ver al señor Vendrell haciendo cola en los consulados de medio mundo para poder comprar un billete de vuelo internacional con su pasaporte colombiano.
Pero en fin, a lo que íbamos. Compatible con su función de asesor, Vendrell desempeña también papel de coordinador del grupo Activistas del Cambio que tan bien se desempeñaron en el acoso a los magistrados en el Palacio de Justicia. De su cuenta en una red social salió uno de los mensajes que alentaron las protestas, en las que cientos de manifestantes impidieron la salida de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
En concreto, la “consigna” era clara: “No salen hasta que no elijan nueva fiscal”. Poco después, la misma cuenta de Activistas del Cambio borró el mensaje y dijo que “una persona de manera irresponsable usó la red” para “publicar un mensaje que no representa la visión” del colectivo. Sea como fuere, la amenaza estaba dada y pasó lo que todos vimos. Y luego Petro, en un alarde de cinismo muy propio, nos contó que los magistrados no salieron porque “habían decidido quedarse trabajando”.
Xavier Vendrell confirmó el año pasado a Caracol su vinculación con esos colectivos: “He seguido con la tarea de coordinación del voluntariado. Nosotros tenemos un equipo, que se llama Activistas del Cambio con 86.000 jóvenes, que yo personalmente coordino. Son un enlace entre el presidente y el pueblo, estos miles de voluntarios trasladan mensajes del presidente a la ciudadanía y al revés, y lo hacemos voluntariamente porque creemos en este proyecto”.
Es más, el grupo nació durante la campaña electoral que llevó a Petro a la presidencia. Una carrera que contó con la ayuda del “asesor” catalán. De hecho, la relación entre Petro y Vendrell se remonta a 2011, cuando se conocieron y empezaron a colaborar. Ello explicaría, por cierto, las desafortunadas declaraciones de Gustavo Petro apoyando al independentismo en Cataluña.
Al hilo de las actividades de Vendrell en el gobierno de Gustavo Petro resulta interesante saber quién es este diligente asesor. Para la policía española Xavier Vendrell es uno de los cerebros de una movida política que en España se conoce como Tsunami Democrático, una plataforma independentista catalana que opuesta a la acción de la justicia contra los implicados en un intento de independencia, acusados de presuntos delitos de terrorismo y vínculos con el gobierno de Vladimir Putin para conseguir la independencia de Cataluña. Por lo visto quiere repetir en Colombia el mismo desastre de Cataluña.
Esta semana hemos visto la presentación en sociedad del primer Batallón Jaime Bateman Cayón, colectivo indígena uniformado, entrenado y financiado por el gobierno y, al parecer, “listos para entrar en acción”. Pertenecen a la misma familia de los Activistas para el Cambio del señor Vendrell. Todos en la línea de los colectivos que llevaron a Venezuela a lo que es hoy el país vecino, y cuya matriz son los Comités de Defensa de la Revolución cubanos.
No todo parece perdido para Colombia, sin embargo. El mesianismo de Petro que, en lugar de dedicarse a gobernar a su país, lo que quiere es salvar a una humanidad amenazada por el cambio climático, terminará por llevarlo a un laberinto sin salida. Lo que quiere es ser un líder mundial y ya se lo cree y, enredado en unos discursos cada vez más parecidos a los de un orador del parque de pueblo, su gestión terminará por ser tan inútil que no dará ni para hacer una revolución fallida.