Cientos de miles de personas marchamos este primero de mayo, llenando de alegría y energía las calles en apoyo al gobierno y a las transformaciones sociales por las que votó la gente en 2022. Fuimos un río inmenso que fluyó en defensa de la vida, la paz y el progreso de Colombia. Fue una marcha histórica, que llenó el centro de Bogotá y más de un centenar de calles y plazas en todo el país.
Lo que vivimos fue el respaldo masivo a un proyecto político, a un anhelo de un país mejor, a una esperanza de una nación próspera, a la democracia y al estado social de derecho. El cariño se hizo sentir de forma evidente, sincera, muy a pesar de lo que quieren hacer pensar sectores en la oposición que, con mentiras y manipulación, buscan alejar al pueblo del gobierno.
La gente marchó porque no es ilusa. Marchó porque conoce sus necesidades y sabe que vivimos un momento histórico, una ventana de oportunidad en la que, como nunca antes, existe una verdadera posibilidad de materializar las transformaciones por las que tanto hemos luchado.
Colombia llenó las calles para recuperar la dignidad del trabajador, de la trabajadora, para que no se siga creyendo que la esclavitud y la indignidad son la fuente de la riqueza, porque somos el país que más horas trabaja de la OCDE, pero también el que proporcionalmente menos produce.
En las plazas gritaron en favor de un proyecto que entiende que la salud no puede ser un negocio antes que un derecho. Quienes se oponen a la reforma piensan que está mal territorializar los recursos, recuperar los hospitales y revertir la inequidad. Mientras 8 de 10 municipios tienen acceso potencial muy bajo a servicios de salud y un ranking puso a Colombia 81 de 110 en calidad del sistema de salud, en el debate de la Reforma la oposición dijo que éramos referente mundial. Mienten porque no quieren que nada cambie.
El pueblo salió en apoyo a una reforma pensional que busca que más de 2 millones de abuelos y abuelas salgan de la pobreza extrema y que todas las personas puedan acceder a un ingreso pensional; hoy, que apenas la mitad de la tercera edad recibe migajas y solo una mujer de cada 8 obtiene una pensión. La reforma es para que todas y todos, especialmente aquellas personas que envejecen con sus manos curtidas y las uñas con tierra, tengan dignidad en su vejez.
Dijo el presidente, pareciera que sectores de la oposición quieren olvidar la voluntad popular, y son capaces de romper el tejido social con tal de conservar todo como está. No obstante, la gente marchó y gritó con fuerza que la historia ya cambió; las generaciones colombianas del futuro tendrán a Petro, así como las de Chile tienen a Allende, las del Brasil a Lula y las de México a AMLO.
El llamado del primero de mayo es a mantener el paso del cambio. Nadie dijo que sería fácil, pero ante todo debemos perseverar, porque esa es la voluntad de la gente. Seguiremos firmes junto al pueblo.
Y a modo de reflexión, lo que acaba de vivir Colombia en estas últimas semanas, es prueba de que vamos por el camino correcto. Porque quienes marcharon en abril en contra del gobierno, lo hicieron con las mismas garantías que aquellas que salieron el pasado miércoles. Porque si hay diferencias, en democracia debemos resolverlas.
Sin embargo, antes era muy distinto, porque a quienes marchábamos nos persiguieron, nos mataron, bañaron con nuestra sangre las calles, el campo y la selva, todo por buscar erradicar a quienes pensamos diferente. Pero a pesar de todas las violencias, no lo lograron; nuestras ideas perseveraron porque nuestra respuesta siempre ha sido y será la vida.
Lo que sí, cuando fue la marcha de la oposición, nosotros escuchamos y nos reunimos a reflexionar; mientras que sectores de la oposición insisten en la mentira como práctica política, diciendo que no tienen nada que replantearse. Les invito a que, con humildad, reconozcan su legado y oigan a Colombia, para que entiendan que los padecimientos de la población no nacieron con este gobierno, sino por los errores y horrores del pasado. Tenemos la oportunidad de llevar al país al siglo XXI. Dialoguemos.