Venimos asistiendo a unos hechos singulares en lo que refiere a la guerra en Ucrania; principalmente en las relaciones entre los Estados Unidos y Rusia desde que Trump asumió, por segunda vez, la presidencia.
En ese sentido, la relación trasatlántica se ha visto resentida y por ello, los europeos vienen trabajando, a toda marcha, tal como lo anunció Macron y lo ha ratificado Ursula von der Leyen (presidenta de la Comisión Europea) en un plan que no supone otra cosa diferente a una economía de guerra.
De tal suerte, la semana pasada quedamos ad portas de la reunión de la Unión Europea en Bruselas. Como erar de esperar, durante esta jornada, los europeos han tomado las decisiones que conducen a una mayor independencia estratégica. El anuncio hecho por la presidenta de la Comisión Europea de lograr 800 billones de euros para gastos de defensa es un hecho sin precedentes cuyo mensaje es claro: nos preparamos para el peor de los escenarios y, por ende, entramos en una era de rearme.
¿Europa está preparada para actuar decisivamente con la velocidad y ambición que la situación requiere? Se ha preguntado Urusula von der Leyen. Según la reunión en Londres, que reseñamos en nuestra última entrega, la respuesta fue que Europa entra en una era de rearme y que reforzará el gasto militar para que, en corto tiempo, y de manera urgente, puedan apoyar a Ucrania y, a largo plazo, para asumir la responsabilidad de la defensa europea para efectos de su propia seguridad.
En efecto, el plan propuesto por la presidenta la Comisión Europea contempla actuar en un marco de diez años para que las economías nacionales ajusten sus presupuestos sobre cinco puntos principalmente: El primer punto del plan es la activación de las cláusulas nacionales, que permitirá que los países aumenten significativamente su gasto militar. Tanto así que la mayor parte de los mencionados 800.000 billones provendrán de esta medida. El objetivo es que los países aumenten sus respectivas inversiones en un 1,5% del PIB lo que podría "crear espacio un fiscal de cerca de 650.000 millones durante los próximos cuatro años".
El segundo punto es el instrumento europeo que la Comisión ya había adelantado, y que estará dotado con hasta 150.000 millones de euros en préstamos. "Se trata básicamente de gastar mejor y juntos, y estamos hablando de capacidades paneuropeas, ámbitos como, por ejemplo, la defensa aérea y antimisiles, los sistemas de artillería, misiles y munición, drones y sistemas antidrones, pero también para abordar otras necesidades desde el ciberespacio a la movilidad militar, por ejemplo", dijo Von der Leyen, que en este punto también ha señalado que la actuación permitirá a los Estados-miembro "aumentar masivamente su apoyo a Ucrania". En este frente, los ucranianos pueden respirar tranquilamente.
Los siguientes puntos son acciones que vendrían del sector privado como la posibilidad de reasignar los fondos de cohesión para la Defensa, abordar la necesidad de movilizar el capital privado acelerando la Unión de Ahorro e Inversión, y dinamizar el Banco Europeo de Inversión (BEI) que preside Nadia Calviño. Como lo hemos dicho anteriormente, estas medidas están engranadas a mitigar los efectos de la volatilidad económica que ha desatado la guerra comercial de Trump y que ya cobró una oleada de respuestas, o contramedidas, por parte de Canadá y la Unión Europea. Por demás, el G-7 se encuentra reunido en Charlevoix, Quebec, para evaluar los efectos de este cambio en las reglas del comercio internacional.
Con la mira puesta en este marco estratégico de reajuste fiscal, la delegación ucraniana viajó a Arabia Saudita para reunirse con Marco Rubio, Secretario de Estado, y Michael Waltz, Asesor de Seguridad Nacional. El resultado de nueve horas de trabajo fue lo que era de público conocimiento: Ucrania aceptó un acuerdo de minerales y tierras raras con Estados Unidos a cambio de una serie de garantías de seguridad. Lo novedoso fue la idea de un cese al fuego por 30 días que se les presentará a los rusos para entrar en una negociación aun cuando han dicho que eso es algo que Moscú considera como no viable.
Para tales efectos, viaja en este momento Steve Witkoff rumbo a Moscú a fin de lograr que los rusos acepten esta temporal medida y empiece un desescalamiento de la guerra. Se espera también que Putin y Trump tengan una conversación en los próximos días y el Kremlin se pronuncie oficialmente sobre el tema.
Precisamente, en una inusual aparición, Putin visitó por primera vez Kursk vestido de camuflado para presionar la expulsión de los ucranianos que han avanzado en esa región desde el año pasado. Es claro que no quiere entrar en el plano de las discusiones diplomáticas sin recuperar totalmente la región para evitar que los ucranianos tengan esa ventaja a fin de presionar una retirada de los territorios que han perdido. Con ello, Putin busca quitarles a los ucranianos la oportunidad de tener esa monedad de cambio para preservar el 20% del territorio ucraniano que ha logrado en tres años de guerra. Intercambio de territorios es otro punto que Putin no aceptaría porque sería muestra de una fragilidad estratégica.
Como se ha dicho en las últimas horas, el balón está del lado del Kremlin y el mundo entero espera por lo que diga Putin. Por lo pronto, mientras unos se rearman, los otros deberán negociar.