Una de las intenciones de Petro y Velásquez es eliminar el servicio militar; pero más allá de lo populista y atractiva que suena la medida para un segmento mayoritario de la población, esto tendría unas implicaciones muy serias en la organización de la defensa y seguridad nacional por las siguientes razones:
Primera. El soldado por definición es un hombre de combate, desnaturalizar su esencia es pretender subvertir la naturaleza histórica de los ejércitos. Por si acaso, fueron nuestros soldados bachilleres los que salieron a defender el Palacio de Justicia cuando la guerrilla del M-19, financiada por el Cartel de Medellín, se sirvió del terrorismo para quebrar el orden constitucional, esquivar la extradición y “ajusticiar” al presidente Betancur.
Segunda. A partir de la misión principal de los soldados, en sus diferentes modalidades, la pregunta obligada y obvia es ¿quién estaría a la orden del día para prestar tanto la guardia interna en los batallones como la externa según la jurisdicción de la respectiva unidad militar? Me dirán que soldados profesionales, pero para alcanzar esa modalidad deben primero pasar obviamente por el servicio militar y no por un servicio social.
Tercera. Algunos soldados bachilleres cumplen funciones muy específicas gracias a su nivel de escolaridad con las que coadyuvan al proceso administrativo, al igual que los soldados regulares desempeñan otro tipo de servicios que vienen a complementar las actividades cotidianas al interior de las unidades militares. Si desmontan el servicio militar, para suplir esos vacíos se debe incurrir en contrataciones adicionales porque los soldados profesionales están formados para tareas exclusivamente de combate táctico. En esto, Velásquez debería presentar unos cálculos estimados.
Cuarta. El servicio militar es la oportunidad para discernir si se opta, o no, por la noble y hermosa profesión militar. Muchos jóvenes encuentran durante el servicio militar su verdadera vocación profesional. En teoría, ser soldado, debería ser el primer nivel obligado en el escalafón para una carrera promisoria de suboficial u oficial, según sea el caso.
Quinta. Es una forma de promover el conocimiento del país en doble sentido: 1°) a través de esta maravillosa experiencia, los jóvenes pueden contrastar con su servicio lo que la propaganda revolucionaria, a través del profesorado, difunde durante los años de adoctrinamiento escolar; y 2°) sería muy útil que los jóvenes conscriptos presten su servicio lejos de su zona de reclutamiento de tal suerte que la etapa de instrucción militar, y unos meses adicionales, se hagan en una unidad militar de un departamento diferente a la unidad donde se haga el respectivo licenciamiento del contingente.
A manera de ejemplo, si el conscripto es reclutado en Tunja podría hacer su instrucción en Puerto Leguízamo y los siguientes 6 o 12 meses ser trasladado a Bahía Solano.
Sexta. La razón estratégica del servicio militar obligatorio es que el Estado tenga la capacidad de crear un cuerpo de reservistas de primera clase a fin de que pueda disponer en el corto (1era línea), mediano (2da línea) y largo plazo (3era línea) de un pie de fuerza para efectos de movilización, como expresión análoga de disuasión, a la hora de activar la defensa nacional so pena de una agresión territorial inminente.
Séptima. La actual dinámica mundial nos dice que la guerra en el sentido clásico está de vuelta, lo que exige tener ejércitos de tierra, mar y aire que se correspondan con una industria militar pensada, liderada y gestionada estratégicamente en función de los siempre volubles imperativos geopolíticos. En consecuencia, “si vis pacem, para bellum” (si quieres la paz, prepárate para la guerra) tal como lo recomendaba Flavio Vegecio Renato porque de repente "resulta necesario mostrar la fuerza para que no vean oportunidades de victoria si es que quieren declararte la guerra".
En suma, la sensación que deja todo esto es que el mundo va por un lado y la dupla Petro – Velásquez va por el otro. Por más que el primero se haya declarado como un enemigo acérrimo de la fuerza pública desde sus días en la guerrilla y el segundo no tenga la más mínima idea en asuntos militares, apelamos al sentido común de los legisladores para no asestarle un golpe al control de reservas en nuestras FF.MM.