El régimen aceptó el ingreso de ayuda humanitaria después de que Juan Guaidó llevaba tres meses insistiendo en vista de la pandemia del Covid-19, siempre y cuando está fuese recibida y administrada por la OPS, es decir, la Organización Panamericana de la Salud.
Estos recursos fueron obtenidos por la presidencia encargada y lo que se quería evitar era que los usara el régimen como parte de su campaña de propaganda política. Como la situación de la pandemia se viene agravando en el país, a Maduro no le quedó otra que aceptar dicho ingreso con las condiciones implícitas. Sin embargo, como ellos no dan puntada sin dedal, decidieron unilateralmente liberar al tío de Guaidó y darle casa por cárcel. Por supuesto, eso no lo hicieron ciertamente en agradecimiento al ingreso de la ayuda humanitaria, sino para dejar entrever que hubo un pacto secreto y que el precio fue la liberación del tío.
Típica urdimbre de mentes desquiciadas que necesitan que la oposición se divida para poder seguir medrando en el poder.
La posición de Guaidó y de la oposición organizada no ha cambiado en un ápice y sigue siendo, como lo reitera a cada instante, la urgencia de la instalación, cuanto antes, de un gobierno de emergencia nacional, sin Maduro, que permita que llegue al país el financiamiento necesario para iniciar el periodo de recuperación y reconstrucción nacional.
Es obvio que se iniciará por los medios una campaña de desinformación y que, lamentablemente, algunos supuestos opositores que desean ocupar la silla, servirán de corifeos.