Tal vez no seamos conscientes del significado del fin de un año terrible como lo fue 2022 que vamos a extrañar ante lo que se nos viene en un 2023 donde comenzaremos a padecer los rigores de un régimen alineado al socialismo del siglo XXI servil a la agenda globalista. No hay marcha atrás, lo que se pudo hacer para prevenir el desastre no se hizo y lo que queda por hacer… no hay con quien, como quedó plenamente demostrado con la, por demás, decepcionante entrevista que Fernando Londoño hizo a Álvaro Uribe en la que las preguntas de Londoño y las respuestas de Uribe aparecieron fuera de contexto.
En un periodismo de altura no cabe “la sociedad del mutuo elogio”, termino muy utilizado en mis años escolares para hacer burla de aquellos que se complacían intercambiando alabanzas. Desde el comienzo de la conversación hasta el final, los contertulios hicieron derroche de mutuo elogio. Ya pasaron cuatro periodos presidenciales y cuatro meses del quinto, del excepcional gobierno de 2002 a 2006 pero que dejó grietas por inadvertencia o, tal vez, deliberadamente, lo nos ha venido generando sospechas al constatar lo bajo que hemos caído.
Una entrevista no necesariamente es un rendimiento de cuentas pero menos una tapadera. Luego de meses de silencio Uribe decide concederle a Londoño una entrevista como muestra de solidaridad con el programa radial La hora de la verdad que culminaba ese día al cumplirse 4.621 emisiones dedicadas a exaltar aquellos viejos tiempos en los que uno era el presidente y el otro su ministro, como también a preservar el legado de un gobierno que demostró como Colombia podía emprender un camino al desarrollo al que, por desgracia, le pusieron freno y no entendemos por qué.
¿Cuáles habrían sido las preguntas pertinentes? Voy a poner algunos ejemplos de las que considero relevantes en la coyuntura actual:
Señor presidente,
¿La reforma a la justicia, propuesta por su ministro Londoño, que nos habría evitado la politización y corrupción de la rama judicial, fue saboteada desde el interior de su gobierno?
¿Londoño fue echado de su cargo por haberle preguntado a los congresistas si se la habían fumado verde o porque se había convertido en un indeseable?
¿Por qué cuando Londoño fue motivo de burlas en los medios por afirmar que en pocos meses no quedaría una mata de coca en Putumayo no recibió su apoyo?
¿Considera que 47.000 hectáreas sembradas de coca dejadas luego de ocho años de fumigación es poco?
¿Por qué se dejó viva la serpiente del narco terrorismo?
¿Qué explicación tiene que no hiciera las reformas necesarias para frenar el avance del narco terrorismo y de la Farc política pero si un desgastante cambio a la constitución para su reelección?
¿No habría sido más sano mantener el sistema electoral y aspirar a un posterior mandato y no abrir el boquete del que se aprovechó Santos para entregar el país a sus peores enemigos?
Su segundo periodo tuvo consecuencias desastrosas para el país, se deterioró la justicia, el ejército fue debilitado, se eliminó el fuero militar, se dieron los falsos positivos ¿Cómo lo justifica?
Teniendo la economía un crecimiento extraordinario ¿Por qué designó como el elegido a un derrochón corrupto e inepto cómo Santos para ser el presidente en 2010?
¿Por qué aceptó dócilmente el fraudulento triunfo de la reelección de Santos?
¿Por qué traicionó la voluntad popular en el plebiscito?
¿Por qué se le cerró las puertas a Zuluaga y Ramos cuando garantizaban un gobierno más acordé con los uribistas?
¿Por qué no se puso espejo retrovisor a Santos cuando habíamos logrado el triunfo de Duque?
¿Por qué no ha dado respuesta a los señalamientos de Periodismo sin fronteras contra usted y contra Duque?
¿Por qué el Centro Democrático no tuvo candidato en las pasadas elecciones presidenciales?
¿Fue con su beneplácito que llegó Petro al poder?
Estas como tantas otras quedaron pendientes en una entrevista que decepcionó totalmente. Londoño habría podido preguntar por qué Uribe le dio la espalda cuando en su discurso ante una concurrida audiencia del Centro Democrático dijo, enérgicamente, que había que volver trizas el maldito acuerdo de La Habana.
No hay con quien.