El pueblo venezolano llega a unas elecciones que no se parecen en nada a comicios realizados durante el cuarto de siglo de chavismo vivido en el país vecino: por primera vez la oposición concurre unida; todo el pueblo venezolano se ve afectado por la política gubernamental, pues cada familia tiene por lo menos un emigrante como consecuencia de la crisis (hay madres con todos sus hijos fuera de Venezuela), y Nicolás Maduro, al contrario de lo que hizo Hugo Chávez en su momento, criminalizó a los cerca de ocho millones que se han visto obligados a abandonar el país.
Cuál sea el resultado, a pesar de la abrumadora diferencia que dan las encuestas como ganador a Edmundo González Urrutia, no lo puedo saber en el momento de escribir esta columna (atardecer del viernes 26), porque con el régimen no se puede descartar nada. Pero que estas elecciones son cruciales también para Cuba es un hecho evidente. Yoani Sánchez, la periodista opositora al régimen de La Habana, en un artículo publicado en el diario digital 14ymedio, dice que los cubanos miran estas elecciones con la respiración contenida.
“Nadie, como nosotros —escribe la opositora cubana—, sabe lo que está en juego. No solo se trata de unas elecciones que podrían cambiar el derrotero nacional de los venezolanos sino que sus consecuencias hacia el interior de nuestra isla son imposibles de calcular. No solo se trata del probable recorte del suministro del petróleo venezolano a Cuba, ya de por sí menguado en los últimos meses, sino que hay que añadir el mensaje que llegará a tantos de mis compatriotas que han perdido la esperanza de sacudirse de encima una dictadura.”
Durante más de dos décadas, Venezuela ha sido el principal aliado político de La Habana y el mayor proveedor de crudo y combustibles a la isla. Según datos de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), en septiembre de 2023 los envíos de petróleo a Cuba alcanzaron un récord de 86.000 barriles diarios (bpd). Esto representó un incremento de más de 21.000 bpd en comparación con los envíos de agosto, los cuales llegaron a 65.000 barriles diarios. ¿Qué pasará en la isla si, como consecuencia de un posible triunfo de la oposición, se interrumpe este suministro? ¿Permitirá Cuba una muerte de la gallina de los huevos de oro que es hoy Venezuela para el régimen de La Habana? Son preguntas absolutamente pertinentes en este momento.
"Venezuela puede contar con Cuba para lo que sea”, dijo el presidente cubano Miguel Díaz-Canel, al recibir, en el Palacio de la Revolución, en mayo pasado, al canciller de Venezuela, Yvan Gil Pinto. Y sus palabras podían entenderse como la reiteración del apoyo solidario al régimen chavista en Venezuela. O como una amenaza para todos aquellos que aspiran a un cambio tras las elecciones en este país. Amparada en un Convenio Integral de Cooperación, Cuba ejerce un control de carácter estratégico sobre las fuerzas de seguridad, la economía, la información, las comunicaciones y la sociedad venezolana en su totalidad.
De hecho el chavismo se ha ido pareciendo cada vez más al castrismo con el correr del tiempo. La persecución a los opositores, la ilegalización de partidos, el descrédito de la reputación de los adversarios y el exilio como única opción para los opositores se convirtieron en Venezuela en situaciones cotidianas. El secuestro de las instituciones democráticas, la estigmatización de la prensa libre y el histerismo de personajes como Maduro o Diosdado Cabello en los medios estatales atacando foros internacionales que se ocupan de la realidad venezolana, completan el cuadro de similitudes con Cuba.
Pero si el gobierno de Maduro es clave para La Habana, lo mismo puede decirse en sentido contrario. Cuba ha tenido una total injerencia en cinco áreas fundamentales del gobierno venezolano: se hizo con los registros y notarías del país (por ahí conocen propiedades, relaciones familiares, estado civil etc. de los venezolanos) , identificación y extranjería, organización de la Policía Nacional Bolivariana, participación en los órganos de inteligencia y contrainteligencia y presencia dentro de la Fuerza Armada Nacional.
En febrero de 2005, en un discurso en La Habana, Fidel Castro dijo: "Señores, yo debo decirlo con total honestidad. Cuba no necesita a Estados Unidos. Cuba no necesita a Europa. Qué cosa tan deliciosa poder decir eso, (Cuba) ha aprendido a prescindir de ellos", y aseguró que la isla estaba cerca de lograr la "invulnerabilidad" económica. "Tenemos dos puntales económicos, China y Venezuela. No hay que buscar más", remató en su discurso.
Así pues, si gana González Urrutia, ojo al futuro de Cuba; y si gana Maduro, no nos extrañe…