Hay lugares mágicos y una librería, o cualquier lugar que se le parezca, entonces venía de viaje y entré a un local del aeropuerto y de repente me encontré un título que no había visto antes, o tal vez sí. Los libros son como los maestros, llegan cuando estás listo, o cuando es pertinente. Me dejo llevar por eso, si un libro me llama la atención, decido comprarlo a ver qué mensaje tiene para mí. Este era más o menos fácil: El Octavo Hábito, de Stephen Covey.
Lo curioso, su primera edición fue en el 2005. Es decir, entra en la categoría de clásico; pero lo sorprendente, ya hablaba de temas que hoy son el gran tópico. Entonces me hace muy feliz poder contagiarlos de la alegría de encontrar esta joya e invitarlos a leerlo. Me encanta lo grandilocuente que acompaña el título: “de la efectividad a la grandeza”.
La primera página, la dedicatoria, tiene una frase aún mas impactante: “Para los humildes, corajudos y grandiosos entre nosotros quienes ejemplifican cómo el liderazgo es una elección, no una posición”. Definitivamente debía leerlo.
Seguramente han leído los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, también de Stephen Covey, un mega clásico de la literatura empresarial. Hizo parte de mi vida académica, salió justo en 1989, el año en que empezaba mis estudios universitarios y tiene la virtud de seguir vigente. Los 7 hábitos tratan de ser efectivos en el trabajo y en la vida. En el mundo actual, ser efectivo no es una opción, es el precio para entrar en el campo de juego, nunca más algo de lo que podamos prescindir.
¡Los invito a releerlo! Es una experiencia genial, o por lo menos así lo sentí luego de muchos años de haberlo visto por primera vez. Me sirvió enormemente revisitar cada uno de los hábitos y darme cuenta de cuánto he avanzado o en cuáles cosas aún tengo retos. Encuentro muy sabia la apertura del séptimo habito: ocuparte de ti, en todas tus dimensiones; para llegar a este octavo, que se trata de ‘encontrar tu voz e Inspirar a otros a encontrar la suya’.
De acuerdo a lo que propone el octavo hábito, nuestra voz reside en la conexión entre nuestro talento (fortalezas naturales), la pasión (aquellas cosas que naturalmente nos energizan, motivan e inspiran), las necesidades (aquellos temas que requieren ser resueltos) y la consciencia (aquella voz interior que nos dice qué es lo correcto y nos impulsa hacia allá); pero también, es una invitación a confirmar que muy adentro de cada ser humano hay un deseo profundo de vivir una vida de grandeza y contribución, a hacer una real diferencia.
El gran reto de encontrar nuestra voz es también expresarla. La forma como la voz se expresa en el mundo es a través de la visión, el mundo de las posibilidades; la disciplina, que nos permite traer la visión a la realidad; la pasión, que es la fuerza que lleva la disciplina a la acción y la consciencia, lo que orienta la acción a una contribución que tenga significado.
Me encontré con esta definición de Liderazgo, que es lo que nuestro mundo del trabajo actual requiere: “Liderazgo es comunicar a la gente su valor y potencial tan claramente que ellos lo puedan ver en si mismos”; y este es en últimas el fin del liderazgo, ayudar a los otros a ver todo lo que tienen dentro de sí mismos para ponerlo al servicio de otros. Me preguntaba si lo estoy haciendo y si lo estoy logrando y me propongo hacerlo de manera consistente, en medio de los retos de todos los días. ¿Los reta esta propuesta?
Según lo que Covey menciona en su libro, que data de inicios de esta década, es que vivimos en un mundo de “permanente agua blanca” para ejemplificar que vivimos en un constante ambiente de cambio. En las turbulentas aguas blancas, donde interpreto no es cristalino, las personas deben tener algo dentro que las guie en las decisiones. En medio del ruido, la inmediatez, la urgencia de la dinámica cambiante que enfrentamos, puede resultar abrumador saber qué hacer. Coincido totalmente en que este es el ambiente que hoy vivimos, con lo cual, desarrollarnos y ayudar a nuestros equipos a desarrollar su fuerza interior, puede ser una clave para abordarlo.
Cuando avanzan en la lectura, se encuentran lo que yo denominé, el gran regalo, en el capítulo ocho: “90 % de los errores del liderazgo, son fallas del carácter” y menciona lo que el denomina las tres fases del carácter: integridad, madurez y mentalidad de abundancia. Las definiciones de estas tres fases son un elemento necesario para crecer.
Y, por último, una invitación a pasar de la integridad a ser confiable, que es una mezcla de carácter más competencia (técnica y conceptual) que nos proveerán de sabiduría y juicio.
No quiero hacerles más ‘spoiler’ del libro, solo quiero invitarlos a leerlo. Es un auténtico clásico, muy vigente, podría decirles que me sorprendió saber que existe hace tanto y no lo había visto. Me llega en el momento justo. Llega a completar mi biblioteca de los libros de “para siempre” que mantengo cerca, para manejar las vicisitudes que como líderes todos vivimos.
Trabajar en nuestra fuerza interior, es un gran imperativo para liderar. Trascender, que no es otra cosa que contribuir en el desarrollo de otros y cultivar nuestro carácter y competencias para mantenernos vigentes y tener sabiduría para maniobrar en estos tiempos cambiantes, esta es la invitación con la que me quedo y que les extiendo para avanzar en el camino de crecer y acompañar a otros a hacer lo mismo.