Aunque Gustavo Petro en campaña dijo ser el candidato de los jóvenes y que, claramente, el apoyo significativo, allí se concentró. En la actualidad, pasado más de 6 meses desde su posesión, no ha tenido un acierto con la consejería juvenil, COLOMBIA JOVEN, designando a una “muchacha” quizás con buenas intenciones, pero que no ha sabido materializarlas; a la fecha, el escenario participativo juvenil está olvidado y no se ven ánimos de que alguien lo rescate.
Desde el 24 de agosto, Gabriela Posso una joven administradora de empresas, se posesionó como Consejera Presidencial para la Juventud, un puesto que devenga alrededor de 12 millones contemplando los gastos de representación. Hasta ahí, en realidad no hay nada raro, sin embargo, la perspectiva de mérito que hasta en la página de Colombia Joven está hacia Gabriela va encaminada en su rol en el apoyo a la campaña de Petro, siendo este como si fuera un mensaje claro de mermelada ¿Lo ayudó en campaña?, tenga su consejería. Y ojo, no digo que la “pelada” no tenga sus ejercicios sociales o historial de impacto, pero, ella se centra en su fanatismo a Petro y no en las labores juveniles.
Desaciertos, eventos mal planeados, peleas con el legislativo, rivalidad con los consejeros municipales, en fin, Colombia Joven en el 2023 ha demostrado ser un órgano dispuesto a la batalla en contra de todo aquel que no sea de la simpatía de Petro, o bueno de Gabriela, quien ha destacado a nivel nacional por la organización del encuentro de consejeros de juventud en Medellín, llevado a cabo en diciembre del año pasado, en donde alrededor de 15 líderes resultaron intoxicados por la alimentación que por cierto, demoró 3 horas en llegar. Además del malestar estomacal que se generó, los asistentes al evento demostraron su inconformismo al direccionamiento del mismo, puesto que parecía ser una reunión más de amigos del presidente que en realidad un espacio de concertación y diálogo. Aunque hubo diálogo, el problema es que las opiniones que allí se expresaron fueron arrojadas a la basura.
Un compromiso de Gustavo y Gabriela fue involucrar a los jóvenes en el Plan de Desarrollo, considerando que, según ellos, en el gobierno de Duque no se tuvo en cuenta a esta población. Vaya sorpresa que se llevaron los consejeros juveniles, líderes sociales y demás sujetos participativos cuando vemos que solamente hay 4 líneas dentro del capítulo de JUVENTUDES; además, hay que considerar a los jóvenes tan diversos que las líneas de acción deberían ser transversales y no segmentadas, pues, que esto lo que ocasiona es que, al darle cumplimiento en las entidades territoriales, se quedan cortos por el limitante del PLAN DE DESARROLLO.
No bastando con “echarse encima” a los consejeros, Colombia Joven ha trazado una lucha contra el legislativo afirmando de que no ha otorgado garantías para una audiencia pública juvenil, lo curioso es que el mismo consejero nacional elegido por voto representativo, juzga la participación de Gabriela y Petro en los encuentros que por ley deben llevarse a cabo con los jóvenes.
Por último, internamente, Colombia Joven justifica no responder derechos de petición en el tiempo que establece la norma, sino que pide prórroga tras prórroga, lo cual da un mal mensaje bajo el argumento que no cuentan con el personal suficiente.
En resumen, Colombia Joven está hundiéndose, se pide a gritos el cambio de consejero. Un ejemplo de la diferencia entre el criticar y el actuar, siempre he sido partidario que el hecho que sea joven no es sinónimo de idoneidad, podría interpretarse como renovación, pero con estas prácticas que se están demostrando, seguimos con más de lo mismo.
Dios los bendiga y bonita semana.