El Gobierno de Petro atraviesa uno de los momentos más difíciles desde que inició su mandato. El año 2025 comenzó con vientos tormentosos, con la crisis del Catatumbo que ya lleva más de 100 muertos y más de 50,000 desplazados por la guerra entre el ELN y las disidencias de las FARC, los problemas con Trump que casi acaban con las relaciones diplomáticas con EE. UU. y, luego, la crisis interna por la llegada de Armando Benedetti al gobierno como jefe de Gabinete.
Petro, en sus dos años pasados de gobierno, se ha visto timorato en la conformación del gabinete y también en las relaciones con el Congreso, por falta de un líder que conozca cómo poner en marcha una agenda legislativa y logre las mayorías. Por ese cargo han pasado muchos ministros y no han podido; las reformas se caían y no lograban consensos que permitieran implementar el famoso cambio que Petro había prometido. Petro entendió el mensaje, un poco tarde, pero lo entendió. A pesar de la rebelión que le causó el nombramiento de Benedetti como asesor y luego como jefe de gabinete, todo hacía parte de una estrategia para irlo incorporando al gobierno poco a poco, para, por fin, llevarlo al ministerio del Interior, que es donde Benedetti se desenvuelve mejor.
Desde el punto de vista práctico y de resultados en un país como Colombia, lleno de políticos corruptos y sin escrúpulos, hay que dejarse de romanticismos, Armando Benedetti es el ministro ideal. Su llegada es lo mejor que le puede pasar al gobierno de Petro; le organiza, por fin, el Congreso, como lo reconoció Gustavo Bolívar. Además, como es un zorro de la politiquería, los alineará a todos y, de ñapa, se encargará de preparar el terreno electoral: tú y tú me respondes por los votos de tal y tal región; si no, no hay mermelada. Si Petro lo hubiese nombrado desde el 7 de agosto, se habría evitado que Benedetti hiciera tanto daño por el desespero de estar fuera del poder, y prefirió entregarle todo a Laura Sarabia, una inexperta que se le subió el cargo a la cabeza y dinamitó todo el proyecto. Lo aceptaron en campaña para que buscara plata y votos, pero luego les parecía impresentable. En la política, como en la mafia, hay que respetar los acuerdos porque todos son iguales.
Creado Por
Jacobo Solano