Termina mi periodo como Vicepresidenta del Senado de la República, donde llegué como la primera mujer de izquierda en toda la historia, gracias a la postulación que hizo la bancada del Pacto Histórico y al voto mayoritario de la Plenaria. Al asumir este cargo, lo hice con absoluta responsabilidad, imparcialidad y respeto por las fuerzas políticas presentes en el Congreso, brindando garantías para todos los sectores, pero también para luchar por las transformaciones por las que votó Colombia en 2022.
Tuve el honor de presidir 42 plenarias, entre ellas el trámite de la Reforma Pensional, que fue aprobada para dignificar la realidad de millones que por años fueron marginados por un sistema injusto, así como la aprobación del Presupuesto General de la Nación y la conciliación del Plan Nacional de Desarrollo.
Otros proyectos que logramos sacar adelante este año fueron la Ley Estatutaria de Jurisdicción Agraria, la prohibición de las corridas de toros, la lucha contra el gota a gota, el Cupo de Endeudamiento; la ley que democratiza el ingreso, permanencia y ascenso a la carrera de oficial en la Policía Nacional, la ley que reconoce la labor de mujeres buscadoras y la Mesada 14 para integrantes de la fuerza pública, entre tantos otros.
Sin embargo, uno de los proyectos que quedó en el camino fue la Ley Estatutaria de Educación, la cual, a pesar de haber llegado a último debate con un texto radicado por la bancada de Gobierno, que protegía la educación pública y recogía cada una de las demandas y luchas históricas de los sectores sociales movilizados, no pudo ser discutida por las dilaciones de la oposición. No obstante, lo que pasó durante el trámite del proyecto es un llamado de atención al Congreso, para que entienda que la política dejó de ser una cuestión de acuerdos políticos alejados de la gente.
La masiva presencia en las calles de profesores y estudiantes es muestra de que el pueblo es consciente que sólo mediante la movilización se puede lograr que se atiendan sus demandas. Por lo tanto, es necesario que las siguientes mesas directivas, y por supuesto todos y todas las congresistas, escuchemos y atendamos, no sólo a las bancadas, sino también, y sobre todo, las demandas de una sociedad que se moviliza, opina y propone. Porque debemos tener claro, que si el Congreso no legisla, no avanza, o le da la espalda al país, la gente encontrará otras formas legítimas de ejercer su derecho constitucional a participar y decidir.
Por ejemplo, sobre la reforma a la educación, así como para las demás que propone este Gobierno, si es necesario, le proponemos a la ciudadanía realizar un Referendo por la Educación, tal como indica la Constitución del 91. Queda en manos del Congreso escoger si dialoga con el pueblo, o hace que este acuda a ejercer la democracia de forma directa.
Ahora, en cuanto a las principales dificultades que enfrentamos, quizás la mayor fue la nulidad de mi elección como Vicepresidenta por parte de la Sección Quinta del Consejo de Estado. En una decisión contraria a la jurisprudencia y del criterio que utilizó para sancionar a otros congresistas del Pacto, dicha Sala declaró nula mi elección, señalando que hago parte de una coalición mayoritaria, a pesar de que el artículo que citan para fallar no habla de coaliciones, sino de partidos minoritarios. Cabe recordar que estoy en el Senado por el Movimiento Alternativo Indígena y Social - MAIS, que cuenta con 4 curules.
Para refrescar la memoria, quien ocupó esta dignidad en la pasada legislatura fue Miguel Ángel Pinto, del Partido Liberal con 14 curules, sin embargo, su elección no fue anulada. Entonces, me pregunto, ¿4 curules son más que 14? ¿Por qué para el fallo en mi contra se consideró al Pacto como partido, cuando para otros fallos, también en contra, no lo fue? Por estas inconsistencias, interpuse acciones legales para proteger la democracia y salvaguardar mis derechos, los de mi Bancada y los de millones de personas que votaron por nuestro proyecto político. Aún estamos a la espera de esas decisiones.
Y por último, otro hecho destacado, fue poner en alto la voz de nosotras, las mujeres, acompañando las luchas de las madres buscadoras y la declaratoria de emergencia de género, entre otras. Sin embargo, en este trayecto tristemente también tuve que enfrentar la sucesiva cadena de actos de violencia política contra las mujeres de las que fui víctima, incluyendo aquellos cometidos por un senador del Partido Verde, cuyas acciones misóginas le valieron denuncias en su partido y ante la Comisión de Ética del Congreso, acciones que a la fecha siguen cursando su trámite.
Estos fueron algunos de los hitos de esta legislatura, sabiendo que todavía tenemos por delante un largo trayecto por recorrer. Por eso, quisiera hablarle a nuestras bases, pero también a quienes depositaron su fe en un voto transformador y sienten que el camino está cuesta arriba: tenemos que recordar siempre la historia que nos trajo a este momento y la alegría que sentimos cuando vimos que lograr un cambio sí es posible.
Construir un país donde quepamos todas y todos no se logra de la noche a la mañana, ni es un compromiso que se tome a la levedad. Nuestra convicción, como bancada del Pacto Histórico y del Gobierno del Cambio, es seguir trabajando por una segunda oportunidad en la tierra para toda Colombia. Cuenten conmigo para seguir luchando por ello, siempre; desde esta curul y desde las calles, seguiremos trabajando junto a la gente.