Jhon Jairo Armesto

Periodista independiente, relacionista pública y cronista de memoria histórica de Chapinero, localidades del norte de Bogotá y en general del patrimonio hispánico e indígena presentes en Colombia y América Latina. Estudiante Administración Pública Territorial de la ESAP.

Jhon Jairo Armesto

AlaBarriga C.W., comida popular de altura

Un emprendimiento familiar y popular, como muchos que nacieron como el resurgir de la industria restaurantera y en general de bebidas y alimentos a la cabeza de Manuel Javier Tunjano, en el sector de Morato, contiguo a las exclusivas zonas de La Floresta e Ilarco en la entrada de la localidad de Suba, ha transformado este sector importante para el comercio, la educación y el emprendimiento del norte de la ciudad en el epicentro del renacer de los restaurante de alitas de pollo, junto a toda su tradición deportiva y de planes de amigos. 

Un joven negocio que tuve la fortuna de conocer hace poco tiempo, e inclusive me disculpo tanto con su administración como con ustedes los lectores y lectoras de KienyKe debido a que por diferentes motivos y ocupaciones no había podido ir y redactar para todos y todas sobre este gran negocio. Pero que bueno que se realiza en este puente de San Pedro, en el marco de la celebración gastronómica de la época: El Día Nacional de la Lechona que es curiosamente el 29 de junio, día de mi cumpleaños. Pero de ese tema, hablaremos en la próxima columna.

Según las apreciaciones de muchos clientes que han llegado a este joven negocio creado el año pasado, se considera que es uno de los mejores puntos de la ciudad para comer alitas de pollo con todos sus complementos y el ambiente familiar y deportivo que es casi un sello de este tipo de restaurantes. Con el ejemplo de AlaBarriga Chicken Wings, se vuelve a encender el debate dentro del mundo gastronómico sobre la calidad y experiencias entre los restaurantes de autor versus las franquicias. Recordemos que a la llegada de Buffalo Wings a finales de la década de los 2000 y posteriormente el nacimiento del emprendimiento local Alitas Colombianas, que tuvo un auge exitoso de ventas de sus franquicias a lo largo y ancho del país a mediados de la década del 2010 como muestran cifras de Fanyf y programas especiales de Propaís en dichos períodos. 

Esto puede parecer tedioso al lector promedio de prensa gastronómica o crítica, pero nada es más político y administrativo que la alimentación. Ningún actor social, sistema económica o de creencias, ideología política u orden jerárquico ha escapado ni escapará a tres necesidades fundamentales: recursos (alimentos y agua), preservación de la especie (vida, protección de amenazas y reproducción) y relaciones de todo tipo con sociedades y comunidades exteriores a su territorio. 

Después de esta mini tertulia, que pueden desarrollar en el local al calor de una cervezas bien frías y con las alitas -con o sin salsas con su acompañamiento de papas a la francesa o saladas-, donde podrán tener celebraciones de carácter familiar, de amistades, de pareja y empresariales. Sobre las alitas se puede decir que su éxito es la frescura y preparación sobre demanda y a la estandarización de su proceso de apanado, fritura y servido que permite cumplir en buen tiempo con las órdenes en mesas y para domicilios. Los tiempos son vitales en la cocina, tanto para el éxito de un negocio como para que la comida sea única. Puede haber mil restaurantes de ajiaco, pero solamente cinco o diez son famosos. Las combinaciones de ingredientes frescos y de calidad, experticia del cocinero, e incluso, el prestigio de una zona no son nada si los tiempos no son eficientes. 

El sabor de las alitas, sumando su crocancia, jugosidad y frescura es un nueve de diez. Lograron en un negocio de autor dar lo mejor a través de lo simple sin nada que envidiar a las franquicias tradicionales, de un plato de las comidas rápidas que, lamentablemente había hasta hace poco pasado de su momento de moda de hace algunos años. Y si un negocio, la moda la marcan las grandes compañías es en la industria de las comidas rápidas. AlaBarriga Chicken Wing supo montarse en la onda y ya veremos de aquí a final de año si la receta del éxito indiscutible de sus alas de pollo apanadas se ve igual en los balances financieros y reseñas. 

Desde aquí esperamos que sí. 

El negocio está ubicado en la Calle 98 # 69-52 en el sector de Morato. Precios entre los $14.000 a $50.000 (US$3 a US$15). Pedidos y reservas al 313 231 0613

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Jhon Jairo Armesto
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