La pasada final de fútbol entre Millonarios y Santa Fe más que una copa que satisface a los seguidores del equipo azul, deja varias reflexiones que no podemos dejar pasar.
La decisión de mantener la hinchada separada en los dos partidos finales para evitar tragedias solo nos muestra la triste realidad de lo que no debería ser la fiesta del fútbol.
A lo largo de la historia, el fútbol se ha convertido en una pasión que mueve corazones de personas alrededor del mundo. Esa pasión une amigos, vecinos, copartidarios, diferentes creencias religiosas, jóvenes, adultos y por su puesto a la familia.
La dinámica del fútbol en los últimos años ha incluido cada vez más a las mujeres que se han dejado permear por la emoción de este deporte. Con mujeres aficionadas se completa la pasión del fútbol en el hogar uniendo, en torno a un juego que enseña a manejar los fracasos y los éxitos, a las familias.
Recuperar la esencia del fútbol debería ser un propósito para el 2018. Un propósito que podría comenzar con regresar en familia a los estadios. Cómo sería de bonito ver a padres, madres e hijos llegar a estos escenarios deportivos en paz, armonía y respeto sin tener como línea divisoria el color de una camiseta. Cómo sería de agradable brincar, gritar y agitar las manos para expresar nuestra felicidad sin temor a recibir un insulto o una agresión que puede vulnerar la vida.
El próximo año tomémonos en serio una iniciativa que viene realizando el programa ‘Estadio para todos - fútbol en familia’, promovida por el Instituto Distrital de Recreación y Deporte y con la que busca recuperar la confianza de disfrutar en familia los escenarios que el distrito tiene para sus ciudadanos.
Este programa consiste en invitar a menores de edad al estadio El Campín y al Metropolitano de Techo a acompañar a los equipos de fútbol profesional de la capital y empoderarlos en el cuidado del patrimonio deportivo, haciendo buen uso de los escenarios y dando ejemplo de convivencia y buen comportamiento.
Busquemos rescatar el fútbol y ponerlo al servicio de la familia y de la sociedad. Aquí nadie nos tiene que decir cómo hacerlo, aquí lo único es ir juntos a los estadios, rechazar la violencia, enseñar a nuestros hijos el valor del respeto, la decencia y la convivencia, mostrarles con el ejemplo y la tolerancia el disfrute de un juego a pesar de los resultados.
Volvamos real los ejemplos de padres aficionados, como el de Juan Diego R que le repetía: El fútbol es un estilo de vida; no la vida. Reflexionemos sobre esto para no dejar de asistir a los estadios por esas malas experiencias. No permitamos sentir lo que Juan Diego experimentó cuando se dio cuenta de que las tribunas le quitaron la posibilidad de ver la versión más amable de las personas y por eso un día pensó, como lo dijo él en un artículo, “extrañó a ese fútbol que permitía la unión de mi padre y mi hermano y reprocho a este fútbol que me quitó las ganas de ser familia en un estadio”.
Que vuelvan las familias a los estadios será uno de mis propósitos en 2018; invadamos las graderías con nuestros hijos y parientes, volvamos a compartir tardes y noches esplendorosas; unámonos , recuperemos el control y no dejemos de asistir a este espectáculo y mucho menos que se nos quiten las ganas de ser esa familia en el estadio.
Videocolumna:
https://youtu.be/8Pj_VZ6k1MY
Volvamos a los estadios en familia
Sáb, 23/12/2017 - 04:51
La pasada final de fútbol entre Millonarios y Santa Fe más que una copa que satisface a los seguidores del equipo azul, deja varias reflexiones que no podemos dejar pasar.
La decisión de mantene
La decisión de mantene