Una ciudadanía activa, que no aguante las injusticias, ni los incumplimientos, es lo deseable para sacar al puerto de su atraso milenario. Aprovechar esta movilización para para revisar muchas cosas, no sólo el actuar del gobierno central, una administración lejana e insensible, sino también los corruptos que se han apoderado de los recursos públicos alcaldía, tras alcaldía.
Pero el paro no resuelve todo, porque no todos los males están en las faltas del gobierno nacional, que las tiene y muchas. Activar marchas y propuestas requiere liderazgo claro, contundente, con personas que sepan para donde hay que ir y eso es lo que ha aparecido en estos días de protesta, aunque cuando la marea baja y las gentes vuelven a su vida cotidiana, ese liderazgo es reemplazado por los mismos de siempre: los bandidos.
Igual sucede con el Chocó, donde la gente está furiosa y con razón, año tras año se le ha incumplido las ofertas de inversión y el departamento sigue en la miseria, con el agravante de la ilegalidad representada en mafias que trafican con oro, armas y droga, que erosionan la selva y se llevan la riqueza, dejando al departamento cada vez más pobre.
Entonces se ven como dos frentes de lucha, tanto en Chocó como en Buenaventura: el externo, que es este y los anteriores gobiernos indolentes y mentirosos, que mandan “platica” al menudeo, y realizan obras a cuentagotas; y el otro frente debe ser contra el enemigo interno, el de una dirigencia política corrupta y una sociedad tolerante, que se deje comprar en las elecciones por el mejor postor y que se resigna a no tener dirigencia, sino capataces.
El Pacífico, está y ha estado en manos de los peores políticos, fue el feudo y tal vez sigue siendo de Juan Carlos Martínez y sus muchachos que han colocado, gracias a miles de millones las administraciones de la alcaldía.
Esta lucha interna, es tal vez más difícil. Porque es mucho más fácil señalar los errores ajenos, que los propios. Es fundamental que el paro sirviera para hacer rendición de cuentas de quienes han administrado tanto a Buenaventura, como al Chocó porque si llega poco y lo poco que llega se lo roban esos territorios no van a salir de su pobreza nunca.
Si de estas marchas y movilizaciones, más que justas, se promueven liderazgos distintos, se construye una ciudadanía que no trague entero, que no cohabite con los delincuentes, que con dignidad ejerza su derecho al voto libre y sin entregar el futuro al primer corruptin que ofrezca comprar las elecciones, otra cosa sería. Ese mismo liderazgo, dinamizado por el compromiso con la administración, tendrá mucha más autoridad para reclamarle al gobierno de Santos o al que llegue.
Por años, lo que se ha escuchado en las oficinas de Bogotá, es que “toda la plata que se manda se la roban” y con esta disculpa terminan mandando poquito, tal vez para que se roben poquito. Es verdad que la corrupción no es patrimonio del Chocó y de Buenaventura, basta ver lo que ha sucedido en Bogotá, en las narices de los órganos de control y de la Presidencia, pero en que en el Pacífico se junta el atraso económico, que hace que su población sea mucho más vulnerable porque sus gentes terminan encontrando como única salida el saqueo, no solo a los almacenes, sino a las arcas del estado.
Viva Buenaventura, viva el Chocó, pero también vivas frente a sus propios liderazgos corruptos.
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¡Viva Buenaventura!
Mar, 23/05/2017 - 02:50
Una ciudadanía activa, que no aguante las injusticias, ni los incumplimientos, es lo deseable para sacar al puerto de su atraso milenario. Aprovechar esta movilizació