Mientras la fiebre del álbum llega a la cima, con chicos y veteranos buscando figuras difíciles, se aproximan los bocados del mundial con derroches pasionales del hincha fiel. Serán descargas futboleras inevitables, con predicciones, con ídolos, con satisfacciones, con arrebatos nostálgicos de tiempos mejores y, porque no, con profundas decepciones. Así es este juego.
La selección Colombia apunta al corazón de todos. ¡Hay tanta fe! Son sólidos los argumentos para vaticinar que se puede hacer historia.
Se aproxima la convocatoria oficial, con pocas dudas. Se discute a Izquierdo, en los ojos de todos por presente, ritmo y rendimiento; a Abel Aguilar, por irregular y lento, aunque en las preferencias del técnico. Al tercer portero; a Juan Quintero, mimado por James, o “Gio” Moreno. A Cuadrado por su rendimiento, empalagoso e individualista en ocasiones, pero ¿quien se atreve a descartar el poder embriagador y desequilibrante de su gambeta? Está la nómina básica, está el equipo, están las figuras y están idea y estructura de juego.
Japón no es peligroso, por su falta de evolución, aunque “no Hay enemigo pequeño”. Polonia, es Lewandosky; Senegal, es fuerza física poderosa que hace daño.
El presente de los futbolistas en el exterior es halagador, con pocas excepciones. Todos están aportando esfuerzo y ambición para llegar al mundial, siempre bajo la mirada del jefe técnico. Tan claro es el panorama que difícil no resulta armar la alineación titular para el partido de estreno. Algo que poco había ocurrido en el pasado.
Todo lo anterior mientras los periodistas preparan malabares dialécticos. Aquellos que celebran las vivencias de la selección y disfrutan la felicidad del pueblo, y otros que desgarran sus gargantas sin objetividad cuando se pierde, pasando facturas de cobro.
Un pueblo feliz…
Lun, 23/04/2018 - 06:57
Mientras la fiebre del álbum llega a la cima, con chicos y veteranos buscando figuras difíciles, se aproximan los bocados del mundial con derroches pasionales del hincha fiel. Serán descargas futbo