Ya pasaron los días para los vaticinios y las cábalas para este 2014 que empieza a colársenos entre las manos con esa agilidad acuática que tiene el tiempo para evadir cualquier intento de atraparlo, y se llegaron los de ponernos en la tarea de asumir los retos de una magnitud colosal que el destino nos ha reservado para este año y de esa manera alcanzar la meta de sacar al país de la difícil situación por la que atraviesa.
Desde finales del año pasado y en los comienzos de este algunos columnistas consideraron como un deber hacer predicciones quitándoles ese privilegio a lo que leen el futuro a partir de mirar el Tarot o las estrellas. Aunque se presentaron como analistas no hicieron otra cosa distinta a lo que habitualmente hace cualquier mago, adivinar.
Desde que el uribismo ganó las pasadas elecciones nos hemos visto en una situación totalmente inesperada que no cabía en la cabeza de los adivinos ni los analistas como por ejemplo, hace poco más de tres años quién podría vaticinar sin que se le considerase un insensato que habiéndose entregado el gobierno con unos terroristas disminuidos y acorralados hoy estén cogobernando y rehaciendo la patria a su medida.
Me causó mucha extrañeza encontrar entre quienes hicieron predicciones a un columnista de talla mayor como Rafael Nieto, quien fue Viceministro de Justicia en el gobierno de Álvaro Uribe, y todavía mayor consternación que en su artículo del 5 de enero publicado en varios medios escribiera que: “Santos gana su reelección. No por méritos, que tiene pocos, sino por inercia. Por un lado, porque la candidatura de Óscar Iván Zuluaga, a pesar de sus cualidades, no despega. Lo demás, en la izquierda o en la famosa tercería, no va a ninguna parte. Por el otro, porque Santos juega con la ventaja de que en una segunda vuelta el uribismo lo apoyaría, aunque sea tapándose las narices, si el otro candidato es de izquierda, y si es Zuluaga, la mamertería votaría a Santos para evitar el regreso al poder del uribismo.”
Aunque Rafael Nieto confiesa que no nació con el don de la predicción y se basa exclusivamente en “el análisis a partir de los datos y el estudio del carácter de los protagonistas”, lo que predice para los colombianos no podría ser más catastrófico ya que desencadenaría un verdadero cataclismo, la reelección de uno de los peores presidentes que haya tenido Colombia.
El sólo leer ese vaticinio me pone la piel de gallina y lo considero basado en premisas lamentables: que el país es por naturaleza politiquero y corrupto y que la inercia predomina cuando se trata del destino de nuestra nación y del futuro de un pueblo, menospreciando de esta forma la capacidad de los individuos de tomar posiciones y de asumir responsabilidades. Por otra parte no se tiene en cuenta que Santos guarda el récord de menor aceptación de la historia colombiana y que alimenta su poder gracias al Cartel de la Reelección que él mismo dirige. Lo que suponíamos desde hace meses quedó plenamente al descubierto gracias a información sacada directamente de computadores de Palacio. Aunque muchos se han querido hacer los de la vista gorda lo cierto es que no se puede tapar el sol con las manos, cosa que pretende el gobierno con la complicidad de los grandes medios y de algunos organismos de control, porque Colombia y el mundo ya quedaron al tanto de tan aberrante situación.
Por mi parte guardo la esperanza de que un triunfo en primera vuelta de Òscar Iván Zuluaga se hará posible si el país despierta y decide tomar las riendas de su propio destino y no dejarlo en manos de los adivinos, los politiqueros ni los violentos. Es una oportunidad que se ha presentado por situaciones inesperadas como las que se dan en los casos de serendipia en los que se presencian hallazgos afortunados por la suma de casualidades, descubrimientos que pueden llegar a alterar el rumbo de la historia.
Lo que ha venido ocurriendo en el país con la candidatura de Ósca Iván Zuluaga por el Centro Democrático no deja de tener su parecido con lo que ocurrió con el caso más sonado de serendipia de la historia: Alexander Fleming se ausentó de Londres por un mes dejando cerca a la ventana una placa con bacterias con las que estaba experimentando. Al regresar encontró contaminada la muestra con un moho traído por el viento pero su afán investigativo hizo que no echase a la basura la muestra sino que la llevó al microscopio y encontró una zona limpia en la que ese moho había matado las bacterias. “Fleming fue optimista acerca de los claros resultados: el Penicillium elimina las mortales bacterias de una vez por todas.”
Serendipia
Mié, 08/01/2014 - 05:09
Ya pasaron los días para los vaticinios y las cábalas para este 2014 que empieza a colársenos entre las manos con esa agilidad acuática que tiene el tiempo para evadir cualquier intento de atrapar