Los actos de corrupción deberían erigirse o elevarse a delitos de lesa humanidad, es decir que siempre pudieran ser perseguidos, y que de igual forma fueran excarcelables, durante la etapa de investigación, y que una vez impuestas se pagaran en prisiones ordinarias ni derecho a ningún beneficio por trabajo, estudio ni supuesto buen comportamiento. Hoy por el contrario ser cuestionado por saquear el erario constituye un merito digno de colocarse en la hoja de vida. Y estar sindicado, una burla que no termina en prisión real y mucho menos en resarcimiento a las víctimas, a la sociedad, donde la verdad se ausenta, y donde la justicia fracasa mientras nuestros altos magistrados se desestrezan sin responder por la inmensa amenaza que ciernen sobre los pilares de la república.
Andrés Felipe Arias candidato a la presidencia 2014-2018: espere su serenata igual que la juez
El caso de Andrés Felipe Arias constituye otra de las páginas más ilustrativas de cómo la justicia funciona para los de ruana. Su reciente libertad después de que varios altos funcionarios, servidores públicos y receptores de recursos privados han aceptado cargos e incluso han sido condenados, revela cómo la impunidad se ha convertido en la regla general aún en materia de punición preventiva.
A Andrés Felipe Arias solo le resta declararse perseguido político, y clandestinamente seguir los pasos de María del Pilar Hurtado, prófuga en Panamá, o bien lanzarse como el candidato “victima” para el periodo 2014-2018.
Como proclamación de su merecida candidatura presidencial estamos seguros que le debemos llevar serenata con una “banda” musical…porque allí hay bandidos. Hombres como este son los que el país necesita. Imagínense como sería el país sin líderes cuyos seguidores sean condenados, y el mismo resulte invicto y en su casa. Además con derecho a reelección.
Tapias, la tapia del cartel de la contratación y el saqueo
Por otro lado no cesan las insatisfacciones frente al manejo de la libertad provisional tanto por parte de la Fiscalía General como de los jueces, como por ejemplo es el caso Emilio Tapia, uno de los mayores capos de la corrupción, quien sale a los más exclusivos restaurantes donde se le ha visto mientras, al mismo tiempo, otros de los incursos en semejante sinnúmero de irregularidades, después de saqueado en erario en centenares de millones de pesos.
Los capos del cartel de la contratación Julio Gómez y Alvaro Dávila solo fueron vinculados y aprendidos casi dos años después de los Nule, que vinieron al país por su propia determinación seguramente con la promesa de por medio del espejo de aquellos.
Las condiciones de detención de los implicados en casos de corrupción deben ser las ordinarias de cualquier interno
Los lugares de privación de la libertad, así como el régimen de visitas para procesados y condenados por corrupción, han resultado un franco insulto. Es así como le escuela de caballería, donde estaba “privado de la libertad “Andrés Felipe Arias, tiene por presión una suite con los mismo lujos de los que goza un alto oficial, con su sala de juegos y su bar cercano.
El pabellón llamado de parapolíticos en la Picota cuenta con chefs personales y hordas de visitas permanentes, parecen más directorios políticos campestres…
La corrupción paga, por ello los concejales de Bogotá no solo no están presos sino que siguen en sus curules
Cuando hablamos de corrupción y del ventajismo el peor ejemplo no es solo el de la excarcelaciones infundadas, de personas cuyo delito por el cual se les procesa es un peligro público. Terminan excarceladas por jueces inescrupulosos que creen que el daño social no cuenta, como tampoco el pésimo ejemplo que los mismos sientan en la comunidad, que pareciera premiar a los corruptos.
Tal es el caso de los concejales de Bogotá, que no solo se van para sus casas excarcelados, sino que ni siquiera cuentan con medida de aseguramiento u orden de detención los concejales corruptos. Más aún, siguen fungiendo como representantes de la ciudadanía y voceros legítimos de la ciudad, tomando decisiones envenenadas que acaban de pervertir lo público sin cuartel ni escrúpulo alguno.
@pablobustossanc
Los delitos de corrupción no deben ser excarcelables
Lun, 17/06/2013 - 09:08
Los actos de corrupción deberían erigirse o elevarse a delitos de lesa humanidad, es decir que siempre pudieran ser perseguidos, y que de igua