Leviatán anda suelto. De las profundidades del averno, ha transmutado en cuerpo translúcido al espectro electromagnético, ha impregnado con su hedor las conciencias y se ha filtrado en los corazones para impulsarlos a palpitar en péndulos que van del odio al odio. Amenaza con desaparecer la decencia y teje redes, ayudado por tarántulas hobo spider, para envenenar círculos de amistad, familias enteras, grupos políticos y organizaciones sociales.
Nunca como ahora el ser humano había vomitado inmundicias públicamente; hoy afirma sandeces sin pudor y repite insultos como si cantara salmos. Desde letrados personajes de diversos círculos de poder, hasta divinas mujeres estrellas de pasarela o televisión, expresan en lenguajes otrora impublicables sus “aportes” al verdulero diálogo de alcantarilla.
Pareciera no tener cabida en las redes sociales ni las buenas causas, ni las propuestas creativas, ni las soluciones innovadoras. Hasta el humor está basado en memes burlescos que resaltan defectos físicos, equivocaciones involuntarias, metidas de pata ignominiosas o accidentes dolorosos en los cuales hasta la pérdida de la vida, es celebrada como chiste por quienes nada tienen que ver con quienes los han sufrido.
Las familias se distancian y los amigos se apartan. Facebook pasó de ser esa red de encuentro a un círculo vicioso en el que se maltratan los amigos por el solo hecho de tener opiniones contrarias, se suponen infidelidades y se presentan reclamos, por lo cual, todo aquel que se sienta atraído, participa en los maltratos, le echa gasolina al fuego y aplaude con iconos que ya le ayudan a interpretar lo que su precario léxico no le suministra.
Twitter por su parte es un nido de víboras con apetencias políticas. Lo mismo sucede aquí que allá. En todas partes la polarización se ha vuelto agresión, el discurso ha pasado al insulto, la prueba a la suposición, la amistad a la aprobación, el respaldo al aplauso y la opinión a la repetición. Por un trino positivo, con contenido y en defensa de causas nobles, hay hilos de agresión por cualquier motivo, o lo que es peor, sin motivo.
A nadie parece importarle el bienestar. Los medios en particular no miden siquiera la verdad de su verdad, no, ahora solo están interesados en la viralidad, en si son o no tendencia, en si el frenesí informativo ha robado un instante de sus lectores, televidentes u oyentes para un me gusta, un retuit o una respuesta espontánea, y por supuesto, emocional.
Instagram es la vitrina de las mentiras. Bellezas retocadas de ilusión. Espejo de vanidades de perdición.
Les digo siempre a los amigos que a mí me gustó la tecnología de las comunicaciones hasta el beeper, porque solo hasta cuando colgábamos, también con algo de esnobismo ese aparetejo a nuestra pretina, tuvimos la opción de pensar qué responder, a quién y cuándo. A partir de allí, somos solo objetos con los cuales todo el mundo juega tiro al blanco. Se nos quiere impactar de cualquier manera, localizar sin pedirnos permiso, y lo que es peor, envenenar sin darnos cuenta.
Por eso, cuando usted se sienta iracundo, depresivo, ansioso, angustiado, excitado, todo ello sin causa, revise por favor en dónde ha estado recientemente, y si la respuesta es que ha participado en múltiples reuniones, grupos, conversaciones, ha visto videos, se ha sentido atraído por sufrimientos ajenos o ha participado lapidariamente en motines, revueltas, emboscadas o bullyng virtual, allí está la razón de lo que, le aseguro, no es estar bien informado o al día, sino al borde del colapso mental y físico.
Ah… y por si acaso, antes de agredir a su pareja, a su amigo, a su familia, a su copartidario o a ese otro amigo quien participa en campañas políticas distintas a la suya, por favor siga estos tres pasos: respire profundo, verifique lo que hay de verdad en lo que le ha causado molestia y evalúe si vale o no la pena, arriesgar su armonía por simplemente reaccionar a lo que usted no sabe, no ha comprobado o ni siquiera entiende.
Las redes de la ira
Mié, 09/10/2019 - 03:40
Leviatán anda suelto. De las profundidades del averno, ha transmutado en cuerpo translúcido al espectro electromagnético, ha impregnado con su hedor las conciencias y se ha filtrado en los corazone