En la mira

Mié, 20/11/2013 - 06:50
En estos días salieron dos imágenes en las que se ve a Álvaro Uribe enmarcado en círculos. Haciendo referencia a la primera de ellas un titular de E
En estos días salieron dos imágenes en las que se ve a Álvaro Uribe enmarcado en círculos. Haciendo referencia a la primera de ellas un titular de El Tiempo dice: “El logo del Centro Democrático generó reacciones en redes sociales”. Según este periódico las reacciones fueron provocadas al haberse incluido el rostro dibujado de Álvaro Uribe en medio de un círculo de colores. La segunda se trata de la portada de la revista Semana en la que aparece la fotografía de Álvaro Uribe, también dentro de un círculo pero en esta ocasión el de la mira de un fusil. Para muchos colombianos una representa el nacimiento de la esperanza mientras la otra el fin de esa esperanza. La primera imagen surgió como respuesta al cambio de las reglas del juego que se dieron debido a las presiones del gobierno y de los políticos que lo apoyan para que el Consejo Nacional Electoral determinara que los partidos que participen en las elecciones legislativas del 9 de marzo y las presidenciales del 25 de mayo de 2014 “no podrán incluir fotos, nombres ni apellidos de ninguna persona porque esos elementos son individuales e intransferibles”. Por esto el movimiento uribista propuso que como “todos los partidos y movimientos tienen logo ahí irá la imagen del expresidente Uribe con una foto o una imagen con diseño”. La segunda imagen, en la que el rostro de Álvaro Uribe está en la mira de un fusil, ilustra con extrema frialdad lo que denunció Rafael Nieto: “Con las acusaciones a sus críticos el Gobierno estimula a los violentos a actuar contra ellos. Si Santos dice que somos 'enemigos de la paz' y 'vacas muertas' atravesadas en su sendero, invita a quitarnos del camino. Si además su contraparte en el diálogo que se critica son las FARC, el riesgo es aun mayor. Un grupo terrorista con un tenebroso historial de crímenes contra sus contradictores solo puede verse alentado por las palabras del Presidente para arremeter contra quienes siempre nos hemos opuesto a su violencia”. Leer lo anterior y luego escuchar a Juan Manuel Santos afirmar que es un viejo plan de las FARC el de atentar contra Álvaro Uribe -queriendo con sus afirmaciones minimizar la gravedad de las amenazas-, es altamente preocupante. El contraste entre las dos imágenes demuestra que el país está entre dos opciones opuestas: la de la esperanza que simboliza la lista que encabeza Álvaro Uribe para el Senado y la hecatombe que se desataría si atentan contra su vida. Con la portada de Semana podemos visualizar que no sólo Álvaro Uribe está en la mira sino el país entero y por eso cada día nos preguntamos qué nueva insensatez vendrá del gobierno mientras los ataques de las FARC se ven incrementados y su accionar es cada vez más despiadado. Por eso no es de extrañar que se acreciente la zozobra entre los colombianos cuando todavía quedan 260 días de este gobierno. Se requiere de todos un gran esfuerzo para sostenernos en estos momentos tan críticos y estar muy atentos a los acontecimientos sin seguir el juego de los medios que, con sus informaciones manipuladas, pretenden restarle importancia a la creciente inquietud. La aparente calma que quieren mostrar ocultando buena parte de los hechos violentos, junto a las maniobras del gobierno para hacernos creer que el camino que nos proponen no está plagado de minas, termina teniendo un gran costo. Durante tres años surgieron voces críticas que nos alertaban sobre el deterioro del país sin que se vieran posibles salidas a esa situación. Aunque presenciábamos el surgimiento de un movimiento político que abriría claras alternativas, continuábamos presenciando la caída al abismo sin poder hacer nada. Pero las cosas han cambiado desde la salida de las listas de Uribe Centro Democrático al Senado y a la Cámara y habiéndose elegido en Convención Nacional a Óscar Iván Zuluaga como candidato. Estamos seguros que desde el primer día comenzarán a trabajar a partir de lo que han venido desarrollando durante estos meses previos y no se verán embriagados por el triunfo en las elecciones sino que asumirán con responsabilidad el mandato que le otorguemos en las urnas. Así hemos pasado de la parálisis y de la crítica a un tipo de reflexión que, sin dejar de lado los cuestionamientos, nos lleve a visualizar un nuevo país. Escuchar a Óscar Iván Zuluaga, en entrevista en La Hora de la Verdad decir que “lo que se está construyendo en La Habana es una paz basada en la impunidad, una paz que le va a crear al país serias dificultades, va a debilitar sus instituciones, sus valores democráticos. Por eso la necesidad de advertir esos riesgos y avanzar en este proyecto político que le está trazando un camino claro a Colombia. Nosotros estamos fortaleciendo la democracia, defendiendo las instituciones, actuando dentro de la legalidad y eso es lo que requiere Colombia. Para eso es un estado democrático: que de garantías, que otorgue legitimidad para que los ciudadanos podamos actuar de manera clara y ajustada a la constitución y a las leyes”, coloca en la balanza el análisis crítico y las posibilidades futuras. De ahí la diferencia de estar en la mira de los terroristas a estar en las manos de un verdadero demócrata.
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