La historia está en la Biblia, en el Antiguo Testamento, y es siempre apasionante. El que nadie espera, el pequeño, el despreciado, el ignorado, el outsider, el underdog, se impone al que tiene todo a su favor. Es la revancha de los débiles frente a los fuertes; de los feos ante los lindos, de los bajitos contra los altos, de los morenos contra los rubios, de los ojinegros contra los ojiazules.
La Argentina de Messi, Agüero, Mascherano, Otamendi, Di Maria, Dybala, Higuaín, Rojo y las demás estrellas que juegan en los equipos más encopetados del mundo. Un equipo que vale cientos de millones de euros, enfrentado a unos aficionados de un pequeñísimo país que hasta hace unos meses no estaba entre los primeros cien en la clasificación de la FIFA. De Islandia no sabemos casi nada. Que hace un frío horrible todo el año y que lo que llaman “verano” es porque el sol, que no calienta, no se oculta durante la noche.
Una nación de 340 mil habitantes, una quinta parte de los cuales hicieron el viaje a Rusia para apoyar a su selección que, por primera vez, clasificaba a un Mundial. Unos nórdicos de verdad, herederos de los vikingos, con un idioma que parece diabólico, lleno de acentos extraños. Un país donde el año anterior hubo un asesinato- sí uno- que fue resuelto por la policía. ¡Un país de cero impunidad!
Pues el desconocido le empató al dos veces campeón mundial que alineaba al mejor jugador de la historia. No sólo lo desafió sino que se atrevió a taparle un penalti, meterle un gol y hacerlo sufrir. David vencía otra vez a Goliat pero esta vez ante los ojos de millones de telespectadores. Es de esos momentos en los cuales uno siente que Dios se burla de la lógica, la historia, las estadísticas y de los pomposos analistas que habían descartado a Islandia como rival.
Hace poco sucedió algo similar con el plebiscito por la paz. De un lado el arrogante Juan Manuel con sus billones de pesos en publicidad. También estaban de su lado todos los periodistas enmermelados, los políticos bañados con partidas, las ONGs que se les hacía agua la boca con los presupuestos para “enseñarnos ha ser pacíficos”, cuanto mamerto existe en el planeta, la ONU, la OEA, la Comunidad Europea, los bandidos de la UNASUR con Samper a la cabeza, Obama, la niña Mencha, De la Calle, sus secuaces negociadores y hasta Amparo Grisales. En el otro bando, los simples colombianos dispuestos a rechazar esa impostura.
Es maravilloso cuando David le gana a Goliat.
David contra Goliat
Mar, 19/06/2018 - 06:27
La historia está en la Biblia, en el Antiguo Testamento, y es siempre apasionante. El que nadie espera, el pequeño, el despreciado, el ignorado, el outsider, el underdog, se impone al que tiene todo