Sergio Fajardo, hoy gobernador de Antioquia y antes alcalde de Medellín, precandidato presidencial y candidato a la vicepresidencia de Antanas Mockus, un hombre más preparado que un kumis, amado por su gente y mirado con recelo por los políticos tradicionales, dio sus opiniones francas y duras sobre el rumbo, o mejor no-rumbo, del gobierno nacional.
Eso sí, Fajardo fue cuidadoso de no pisar las cascaritas que le tendió Yamid Amat en El Tiempo, no le fuera a pasar lo que su amigo Alonso Salazar que terminó destituido y proscrito de la vida pública dizque por participación en política.
Tal vez lo que más me gustó de la entrevista de Fajardo fue como logró exponer el problema del actual gobierno con una afirmación simple y contundente: El Presidente “ha tenido una dificultad grande en pasar del Capitolio al territorio”. Me pareció brillante, ahí está el problema de Juan Manuel, que se enfrascó en anidar una Unidad Nacional constituida por Congresistas, habitantes del Capitolio y descuidó al país real, ese que está en los territorios.
No basta que viaje, que maneje jepao, que visite el Caguán para que las gentes sientan la acción del gobierno; no necesitamos shows mediáticos como el lanzamiento (en tierra firma) de una atarraya en San Andrés. Se requiere con urgencia acciones que solucionen la inequidad con algo más que viviendas gratis, que atienda las quejas de los desplazados de mar y tierra, que se faje a controlar la revaluación y la corrupción y tantas cosas más que piden en sitios muy alejados del Capitolio Nacional.
En lugar de estas acciones precisas y efectivas, nuestro Presidente manda señales equívocas, guarda silencio cuando es necesario que hable y habla cuando se requiere silencio. Es como si a Santos lo aconsejaran sus peores enemigos y, sobre todo, le estuvieran dando pedal para que centre su agenda en contradecir a Alvaro Uribe en trinos y discursos, en un desgaste de dires y diretes que no le hace bien al país real, aunque alimente felices a los medios.
En por lo menos cuatro temas el Presidente se ha ido por el camino equivocado y cuando ha reaccionado ya está resentida la opinión pública. En la Reforma Política por ejemplo; y de esto ya se habló suficiente, baste recordar que para complacer al Capitolio dejó crecer el engendro con su silencio cómplice.
En la elección del Procurador también actúo a destiempo y mal, dándole gabelas a Ordóñez para que afincara su aspiración, jugó a última hora con una carta floja, como si hubiera cañado (así dicen los tahúres) con par jotas, mientras el otro montaba su escalera flor.
Ahora lo enviste el Paro Cafetero, cuando él mismo inició su carrera pública como su representante ante la organización mundial del café en Lóndres y el ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, fue uno de los más firmes aspirantes a dirigir la Federación en la anterior coyuntura en que se nombró a Luis Genaro Muñoz. De manera que no es por desconocimiento que no resuelven el problema.
Y finalmente, las negociaciones con La Habana, que se le están convirtiendo en una peligrosa trampa en la que el propio Santos se metió. La gente reclama con urgencia una orientación del gobierno que tranquilice y oriente el proceso. No se trata de que Humberto de la Calle no esté haciendo bien su papel, sino de la necesidad de que Santos tome las riendas de la información y maneje un mensaje unificado; y no como está ocurriendo, que se tira línea desde distintos frentes como lo hace el Ministro de Defensa o que se diga una cosa en los discursos y se maneje una agenda oculta en La Habana.
Para remontar esa baja en la popularidad hay que gobernar, aunque sólo le quede año y medio todavía hay mucho por hacer. Mostrar resultados será su mejor carta de presentación para la reelección, porque a punta de trinos no va a llega a ninguna parte y de pronto otros sí se toman el Capitolio.
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¿Capitolio o territorio?
Mar, 26/02/2013 - 01:03
Sergio Fajardo, hoy gobernador de Antioquia y antes alcalde de Medellín, precandidato presidencial y candidato a la vicepresidencia de Antanas Mockus, un hombre más preparado que un kumis, amado por