Nicolás Montero, consagrado actor colombiano (al filo de los 50 años) se confiesa preocupado por el teatro, prácticamente reducido hoy a stand-up comedy, limitado a las risas.
“La televisión tiene una inmensa oferta, no solo en los canales nacionales, pero el teatro en Bogotá y en Colombia es muy regular. Tú vas a una ciudad como Buenos Aires y tienes muchos espectáculos para ver. En Bogotá abres la cartelera y solo ves stand-up. Eso no es teatro. Aquí no hay productores de teatro y la gente no los quiere financiar si no hay chistes”.
Montero tiene autoridad para referirse al tema. Ha sido director de teatro, actor en múltiples obras, galardonado en cine y televisión. El país ha visto su versatilidad, que le ha permitido encarnar a Luis Carlos Galán, participar en “Escobar, el patrón del mal”, y actuar en obras como Momposina, La Comedia de las Equivocaciones, La Hipocondríaca, La Hija del Mariachi, Diástole y Sístole, Operación Jaque, entre otras muchas.
Nicolás Francisco Montero Domínguez, como es su nombre completo, es respetado –además- por sus criterios académicos y opiniones políticas sobre la actualidad nacional. Seguramente por eso también lo llaman a interpretar personajes de la vida partidista del país.
Sobre su personaje de Galán Sarmiento, Montero dice que lo trató con mucho respeto, “porque siento que cuando la televisión aborda los temas de la historia hay que hacerlos con muchísimo cuidado”.
La Hipocondríaca: “Esto es un poco más irresponsable. En la comedia todos nos liberamos un poco y el personaje que estoy haciendo es un infiel consuetudinario pero no indigno. Creo que lo más interesante es que detrás de cada infiel hay -de todas maneras- un hombre que ama. Y dignificar los personajes es lo que uno siempre tiene que hacer”.
¿Qué resulta más difícil para un actor?
El drama es más fácil de hacer, dado que los seres humanos nos solidarizamos más con los acontecimientos dramáticos; la comedia requiere una mayor crueldad porque nos vemos como lo que somos: seres perdidos en el mundo; los dramas los tenemos más cerca al corazón; la comedia es un tema de distanciamiento. Todos los trabajos presentan sus retos.
¿En la calle, con qué personaje lo identifican más?
La televisión tiene muy poca memoria, salvo algunos personajes. Una vez haciendo un discurso en Choachí en las primeras escenas de la campaña de Galán, una señora se acercó y me dijo ‘Doctor Galán no se deje matar porque nos lleva el putas”, y en ese momento me acordé que efectivamente lo mataron y nos llevó el que nos trajo como una premonición hacia el pasado.
Una de las escenas más fuertes fue la muerte de Galán… ¿Cómo fue grabar los tiros, la agonía, la sangre, etc.?
Ese es un trabajo muy mecánico, muy técnico. A mí me tuvieron que disparar esa noche, tuve que repetirla tres veces y para ser sincero uno no siente el drama porque está trabajando en una cosa muy mecánica y casi de plano a plano. Lo que sí fue conmovedor e impresionante es todo el itinerario de esa noche, especialmente el porqué se sube desprotegido a la tarima.
Fue muy impresionante grabar en el congreso los discursos en los que Galán anunciaba lo que estaba por suceder. En una de esas grabaciones, una señora de los tintos me previno: -Don Nicolás, no deje por ahí el celular que aquí en el congreso se lo tumban.
¿Qué clase de televisión estamos consumiendo los colombianos?
Creo que en este momento hay una especie de péndulo entre las series que están tratando de hablar de la actualidad y otras que por el contrario dicen “no queremos hacerlo” y mientras más complejo sea el rompecabezas mejor para el televidente.
¿Se volvieron héroes los malos del país?
Es posible, pero tal vez no fue la televisión la que convirtió la maldad en paradigma, tal vez ha sido nuestra propia sociedad. Cuando en los primeros capítulos de ‘Escobar’ salía ese hombre carismático que enamoró al país, ese fue el péndulo de la historia. Después supimos del criminal que fue y el que generó lo que estamos viviendo hoy en día. En la serie creo que se vio con justicia ese monstruo en que se convirtió. Quizá quedaron piezas sin narrar.
¿Lo grave es la reiteración de ver la historia de Colombia desde el punto de vista de los victimaros y nunca de las victimas?
Estoy de acuerdo. Hay que empezar a narrar la historia desde el punto de vista de las víctimas. Hay que pensar que la televisión a veces es un síntoma de lo que sucede. Sería oportuno contar la historia no de los que sucumbieron sino de los que resistieron.
Me acuerdo de niño que la gente pensaba que Escobar era un héroe. Después nos dimos cuenta del héroe que nos comimos. Ahora hay que armar el rompecabezas completo, es responsable desde la dramaturgia hacerlo.
¿Mejor la televisión de antes?
El gobierno distribuía las franjas y las grandes productora se ponían a hacer telenovelas. Pero también habían formatos de serie y periodísticos. Se respetaban las extensiones de los noticieros… un poco el modelo que existe en Inglaterra, donde el Estado todavía controla, con el criterio de que la televisión es un servicio. Con la privatización de la televisión colombiana desaparecieron muchos formatos y hay menos riqueza.
¿Cuáles desaparecieron?
Por mencionar algunos, las series semanales, que permitían una estructura de narración diferente, la comedia de carácter editorial. El rating se volvió un dictador más grande. Espero en cinco años que la competencia no será con el canal enfrentado. Los contenidos tendrán que defenderse más y existirá una televisión de autor.
¿Se sienten desplazados los buenos actores por la ‘reinita’ que acaba de salir en televisión?
No, yo hago este trabajo porque me gusta, aun cuando tuve una preparación académica. Es un oficio que se parecía a mí y mi recompensa es trabajar, no competir con una reina, no tendría sentido.
Pero las reinas sí han desplazado a muchos actores…
No pasa solo en la televisión colombiana, también en Hollywood, en Argentina. Una de las mejores actrices con las que he trabajado es Margarita Rosa de Francisco que fue reina, pero se formó y así seguramente hay muchas. Ahora el medio del espectáculo vende un gesto.
"El teatro está en crisis, no la televisión": Nicolás Montero
Vie, 06/09/2013 - 11:31
Nicolás Montero, consagrado actor colombiano (al filo de los 50 años) se confiesa preocupado por el teatro, prácticamente reducido hoy a stand-up comedy, limitado a las risas.
“La televisión
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