La décima etapa del Tour de Francia fue neutralizada durante doce minutos este martes a falta de 38 kilómetros para la meta a causa de una manifestación de ecologistas en medio de la carretera.
Sucedió a 35 kilómetros de la meta, cuando Alberto Bettiol iba escapado, con una ventaja de 20 segundos sobre un grupo perseguidor de 24 ciclistas y 7:25 minutos por delante del pelotón. El transalpino se topó con una gran humareda rosa tras la cual había varias personas sentadas sobre el asfalto. Un total de siete activistas que estaban a favor de la lucha contra el cambio climático fueron desalojados por la Policía.
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Para evitar males mayores, la organización se vio obligada a neutralizar la carrera y así no tener que lamentar ningún tipo de accidente.
El parón sorprendió al pelotón del Tour de Francia en medio de las altas temperaturas, bajo 35 grados centígrados, por lo que aprovecharon para refrescarse antes de proseguir la carrera. La organización lanzó de nuevo la etapa respetando las diferencias de tiempo que había en el momento de la interrupción.
Posteriormente se supo que la protesta estaba relacionada con la masificación de alpinistas en el Mont Blanc, ya que el pico más alto de Europa se ha visto tomado en los últimos años por un incremento importante de turistas que buscan hacer cumbre.
Tras el incidente, y una vez superado el tramo cortado, la etapa fue reanudada con las mismas diferencias que había antes de la neutralización obligada por culpa de la protesta.
Finalmente, el triunfo parcial fue para el danés Magnus Cort Nielsen, que logra la segunda victoria de su carrera en el Tour. Además, Tadej Pogacar consiguió salvar el maillot amarillo, amenazado durante todo el día por Lennard Kämna.
Es la primera vez que el Tour se ve obligado a neutralizar una etapa desde que en 2019 tuvo que hacerlo a causa de una riada de agua que invadió la calzada camino de Tignes, en la etapa 19.
La acción del agua impidió que la carrera llegara al final previsto, por lo que se adoptó la decisión de dar por buenos los tiempos de paso en el último puerto, lo que permitió a Egan Bernal hacerse con el maillot amarillo, que acabó luciendo también en París.