El lago Turkana es una de las joyas mejores escondidas del norte de África, no por nada también se le conoce como Mar de Jade, apodo que recibe por el hipnotizante color de sus aguas, obtenido de las algas que habitan en sus profundidades. Este es uno de los destinos más misteriosos de Kenia.
Antes se le conocía como lago Rudolf, se ubica en el valle del Gran Rift en el país africano, de hecho, en su extremo norte alcanza a cruzar Etiopía.
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Este es un espacio en el que se han hecho descubrimientos importantes sobre el origen del ser humano. Además, es el lago desértico más grande del mundo. Es el hogar de los últimos supervivientes de algunas tribus primitivas de Kenia, pero hay muchas cosas para conocer de este protagonista turístico.
Su extensión permanente es casi de 7.000 km², lo que le hace ser el mayor lago situado en una zona desértica, asimismo, es el más alcalino del mundo. Su entorno es cálido, muy seco y con características volcánicas.
Hablando de su fauna, presenta leones, guepardos, jirafas y otros mamíferos. También posee peces, como percas o algunos del género Tilapia. En el pasado el lago tuvo la mayor población de cocodrilos del Nilo.
Igualmente, debido a ser una zona extremadamente árida, el lago es un paso obligado para diversas aves migratorias.
El lago Turkana comprende tres áreas designadas como parques nacionales en Kenia, que forman parte de la lista del Patrimonio de la humanidad de la Unesco desde 1997.
Las condiciones del lugar han beneficiado a la conservación de homínidos de diferentes periodos históricos. Entre los hallazgos más importantes están: KNM-ER 1470, un cráneo que definió una especie desconocida llamada Homo Rudolfensis. Turkana Boy, un esqueleto Homo Ergaster casi completo de un niño de nueve años de edad. Meave Leakey, un cráneo con rasgos intermedios entre Australopithecus y Homo.
Otro dato importante de esta belleza africana es que, teniendo en cuenta la riqueza que caracterizan a las tribus de Kenia, además de los turkana, también habita la tribu elmolo, son pescadores de lanzas, o los daasanach, con una extensa variedad de costumbres ancestrales.
Fue el último lago de este continente en ser cartografiado por los europeos, ya que su difícil acceso lo mantuvo alejado de la llegada de las colonias.
Cada año se lleva a cabo el Festival Cultural de Kalacha, que reúne a los artistas del lago para que entren en contacto y consoliden una especie de hermandad.
También, el lago Turkana es conocido por los rituales de los curanderos de las diferentes tribus, quienes creen que el lago posee propiedades curativas. Estos ritos están en peligro de desaparecer debido a la desaparición de los habitantes de estas tribus.