Las mascotas son parte esencial en la vida de las personas. Estos compañeros fieles son un soporte en distintas áreas para los seres humanos y es por eso que su cuidado es fundamental para que tengan una vida placentera.
Entre los 6 a 7 años y medio, los perros y gatos se vuelven propensos a sufrir alteraciones en la memoria, donde de manera inicial se presentan levemente, pero a medida que el animal se vuelve más longevo, se van intensificando.
Estos cambios pueden afectar la capacidad para aprender, recordar, resolver problemas o situaciones, es decir, su función cognitiva (tal como sucede en las personas), en donde se da una degeneración anormal en ciertas zonas del cerebro, lo que puede conllevar al síndrome de disfunción cognitiva, muy similar al alzheimer.
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En algunos animales, los signos pueden ser imperceptibles para los tutores, pero detectables en pruebas específicas realizadas por médicos veterinarios o neurólogos. Teniendo en cuenta este contexto, el Dr. Carlos Cifuentes, médico veterinarios experto de Pet Food Institute, explicó los síntomas que pueden presentar los animales cuando esta enfermedad avanza.
De acuerdo con el experto, en los gatos aumenta el marcaje de territorio con orina, se presenta desorientación, inquietud, deambulación durante la noche, miedo, agresión, exceso de acicalamiento, vocalización, búsqueda de compañía permanente y desconocimiento de sus tutores.
Por otra parte, los perros pueden presentar agresión, desorientación, ansiedad en las noches, caminata de manera compulsiva, nerviosismo, vocalización, marcaje de territorio con orina, disminución en la actividad física, cambios en hábitos alimenticios y falta de reconocimiento de sus dueños.
En caso de sospechar que la mascota sufre esta enfermedad, es necesario llevarla con el médico veterinario o especialista en neurología, quien por medio de exámenes confirmará si el “peludito” padece de esta afección. Cabe destacar que también existen otras enfermedades de origen neurológico que pueden ocasionar cambios en la memoria.
El tratamiento de estas patologías se fundamenta en la administración de medicamentos y el enriquecimiento ambiental. Este último, mejora o mantiene la salud física y mental del animal mediante el aumento de la cantidad de comportamientos específicos propios de su especie.
Por último, pero no menos importante, la nutrición es clave en la prevención y tratamiento para la pérdida de la memoria de la mascota. Los alimentos suplementados con antioxidantes, ácidos grasos, aminoácidos, vitaminas, fuentes de triglicéridos de cadena media o MCT (como el aceite de coco o de palmira) con proteína de alta digestibilidad y un nivel de fibra adecuado, puede disminuir los cambios cerebrales producidos por la edad y las alteraciones degenerativas anormales del cerebro.
Ante cualquier cambio de comportamiento, sobre todo, si este es repetitivo, es recomendable llevar a la mascota de inmediato al médico veterinario o especialista en neurología.