Uno de los miedos más grandes de las parejas románticas es cuando llega la monotonía, especialmente cuando se trata de ser rutinarios en el sexo. Cuando ya saben lo que a ambos les gusta en la cama, es fácil caer en lo predecible, ¿para qué probar cosas nuevas si ya saben lo que deben hacer? Pero para salir de ese circulo vicioso, el tickling podría ser la solución.
Se trata de una práctica sexual que genera bastante placer a quienes la prueban, se trata de agregar sexo durante las relaciones sexuales. No son esas cosquillas que generan espasmos y reírse a carcajadas, tampoco es el humming, que es hacer vibraciones con la boca durante el sexo oral, son otro tipo.
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El tickling es una práctica que está incluida entre el manual del BDSM (Bondage, Disciplina, Sadismo, Masoquismo), consiste en hacer ligeras cosquillas por todo el cuerpo, con las manos o incluso con la ayuda de una pluma.
Estimular la piel es una idea genial para alcanzar una plena excitación, tanto así que facilita alcanzar el orgasmo, esto se debe a las terminaciones nerviosas presentes a lo largo de este extenso órgano.
En caso de practicar el tickling, una recomendación es no concentrarse exclusivamente en la espalda de la otra persona, no se limite, concéntrense en las zonas erógenas de su pareja, como los pezones o el perineo.
Si usted es la persona que va a recibir las cosquillas, esté atento a cuáles son las partes de su cuerpo que mejor responden al tacto, ya que podría encontrar nuevas formas para excitarse.
En el tickling se incluyen especialmente las manos, pero puede también recurrir a herramientas que simulen ese cosquilleo que tanto provoca, por ejemplo, hay vibradores y otros juguetes sexuales que pueden generar la misma sensación. ¿Se animaría a probar esta divertida experiencia?