El orgasmo puede ser un momento de tan intenso placer que muchas personas piensan que ojalá la vida fuese una constante repetición de esta sensación, por lo que no resulta falso que existan quienes se vuelven adictos al sexo. Allí es donde aparece el término de ninfómana, recordado hace unos años por el título de las películas de Lars von Trier, ‘Ninfomanía’.
Antiguamente la ninfomanía se refería a las mujeres y la satiriasis en hombres, haciendo referencia a quienes son descritos como adictos al acto sexual, adictos porque ven cómo su vida del día a día se ve afectada por la intensa obsesión de tener relaciones.
La ninfomanía se asocia exclusivamente al impulso sexual excesivo femenino, pero en la actualidad se prefiere el término de hipersexualidad, ya que el llamar a alguien ‘ninfómana’ posee cierta connotación negativa al referirse solamente al deseo sexual de las mujeres.
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El término de ‘ninfómana’ empezó a utilizarse en la Edad Media, cuando era muy usual satanizar a la mujer, acusada de ser incapaz de controlar su sexualidad, aunque en la actualidad hay ciertos sectores que todavía piensan igual, en la era contemporánea solo se usa como sinónimo de ‘adicción al sexo’.
Debido a que es un comportamiento complejo, los expertos no se logran decidirse si definirlo como una alteración de la conducta o un trastorno mental, una adicción o incluso un síntoma de alguna patología neuronal.
El debate esconde diversas razones, el origen de la ninfomanía puede deberse a factores ambientales, es decir, como respuesta a situaciones mentales y emocionales estresantes en las que la mente entre en un modo de evasión,
También condiciones mentales que sean la consecuencia de un padecimiento neuronal, o sea, el síntoma de una enfermedad mental, como el mal de Parkinson, o incluso una falla en los lóbulos cerebrales, responsables de regular el apetito sexual, un desbalance en la química cerebral de sustancias como la dopamina o simplemente no tener alguna razón explícita.
Las señales de una mujer ninfómana, según algunos médicos, podría ser el consumo frecuente de pornografía, masturbación y/o actividad sexual, todo en un tono que raya lo excesivo. No pueden escapar de sus hábitos, además suelen sentirse culpables, esto altera su estado mental y los provoca a encontrar una sensación de bienestar y recompensa en el sexo, evidentemente esto aplica también a los hombres que son adictos a la satisfacción sexual.
Alguien que sea ninfómana necesita implementar su tiempo en buscar placer sexual, una compulsión tan fuerte que hace que la mujer se vea en escenarios en los que su salud, incluso su vida, se vea en riesgo con tal de satisfacer su urgencia, aunque al terminar estas situaciones, usualmente no sienten que obtuvo lo que tanto deseado, entonces entra en una estado de frustración y depresión, algo que le lleva a perder el control de su vida.
Hablar de tratamiento es algo complejo debido a que no logra dar con el origen de la ninfomanía, entonces se recomienda la psicoterapia fundamentalmente, sea psicodinámica o de tipo cognitivo – conductual.
Algunas recomiendan las terapias de pareja (en caso de tener una) o asistir a grupos de apoyo. En los casos más extremos se prescriben medicamentos, del mismo tipo que suele recetarse a los pacientes con problemas de TOC (Trastorno de Obsesión Compulsiva), ansiedad o depresión, incluso antipsicóticos.